No me considero muy listo, pero yo ya lo sabía. Pau Gasol tenía que ganar el anillo de la NBA. Tenía que entrar en la historia por la puerta grande. ¿Por qué? Porque es un fuera de serie, tiene alma, carácter y juego de campeón, arrasó con la selección española y por fin jugaba en el mejor equipo (para mi) de la liga americana: ese peasso de Lakers. Era una cuestión de tiempo. Falló el primer asalto y luego, por fin, Pau se alza con el título, lo besa y mira a cámara como diciendo: estoy muy contento porque esto es muy grande y me ha costado media vida llegar hasta aquí. Tienes razón Pau. Te mereces pasarlo bien. Por favor: ¡dejen que éste hombre se vaya de vacaciones! Enhorabuena campeón… DE LA NBA!!!!!!

Histórico Gasol
El ejemplo americano
Estos días se habla del relevo al frente del mítico «The Tonight Show» de la NBC, que acaba de coger Conan O’Brien, tras 17 años de lideraje indiscutible de Jay Leno. O’Brien hacía «The late Show», justo después, durante 16 años. El pelirrojo se ha trasladado a Los Angeles y sus primeras palabras han sido «Creo que he hecho una movida perfectamente sincronizada. Me he cambiado a una cadena que está en último lugar, a un estado que está en bancarrota y además «The tonight show» está auspiciado por General Motors».
Pero eso no es todo. Será bueno recordar que, antes de Leno, el anfitrión por excelencia era Johnny Carson que se mantuvo en antena 30 años. Sí, sí. Desde 1962 a 1992. Carson siempre será el clásico (O’Brien le admira), el gran presentador de todos los tiempos.
Y antes estuvo Ed Sullivan y Jack Paar y otros monstruos de la televisión de variedades, cómica, libre y repleta de música y buenos invitados. (Hagan el ejercicio de imaginar que se emitía en España por aquellas fechas). Confesión: el día que estoy un poco bajo de ánimo, entro en sus webs, repaso su historia o reviso viejas grabaciones. Entonces pienso: ¿de qué demonios te quejas, Andreu, que solo llevas cinco míseros años y cerca de setecientos programas. Me vengo arriba y me digo: «Venga, vamos a levantar el vuelo una noche más porque creo en este tipo de televisión y en todo lo que representa.»
Creo en ella desde que en 1995, el desparecido Joan Ramon Mainat me enseñó un vídeo de David Letterman (para mi sigue siendo el mejor) en la calle Bergara de Barcelona y pensé que yo quería hacer algo así. Porque se parecía a la radio que es de donde vengo y porque me permitía expresarme como soy, con mi visión del mundo, con mis colaboradores/compinches y un equipazo detrás que hace posible el milagro. Lo probé en TV3 con muy buenos resultados y luego para toda España para crecer artísticamente en contra de cualquier otra idea nacionalista o mercantilista. ¡Me permitían ganar más público y mejores invitados! ¡Y yo sabía hablar castellano!
¿Y todo eso es fácil? No. Nada es fácil y mucho menos en un país donde la vida atormentada y repetitiva de Belén Esteban es un contenido que encima proporciona audiencia. Una vergüenza claro, pero es lo que hay. Un país donde los jugadores del Barça que viven a diez minutos en taxi de mi plató, dicen que no vienen porque están cansados. En verdad pienso que el hecho de que no quieran perder media hora con nosotros, es malo para todos. Pero no quiero insistir que parece una pataleta.
Hicimos un programa redondo y en directo dedicado a la victoria del Barça. Y lo volveríamos a hacer. Nosotros seguimos dale que te pego, convencidos de que nuestro producto tiene sentido a pesar de las corrientes baratas de la televisión actual y un futuro incierto del sector, con el agravante de la dispersión internetera y la crisis económica. Si crees en algo, persiste en ello. Cuando nos fuimos de Antena3 (cinco minutos antes de que nos echaran), una directiva de otra cadena me ofrecía un programa semanal los domingos. Dije: «no, yo sigo con lo mío que todavía tiene vida». «Eso es muy quijotesco», me dijo. Ese es el problema de la España acomplejada, miope, poco moderna y conservadora: que lo digno y difícil se considera quijotesco y poco rentable.
Cuando sigo, como ahora, las novedades americanas me dan un poco de envidia. Por su tradición, por sus medios, por sus presupuestos. Pero luego pienso que nosotros tenemos alma, incorrección, latinidad, improvisación y un orgullo del tamaño de la Sagrada Familia. Por eso salimos al aire cada noche aunque no esté nada claro que, después de nosotros, alguien recoja el testigo. Pero ese… ese no es nuestro problema. Nosotros no podemos volcarnos en el presente con todo nuestro corazón y encima pensar en el futuro. Hasta la noche, amigos y que Johnny Carson nos bendiga a todos.

Tocar el cielo
Pongamos que «el cielo», si es que existe, debe estar en Roma que es donde Dios paga sus impuestos. De ser así, el Barça de Guardiola lo tocó ganando la Champions, consiguiendo el triplete, dejando con la boca abierta a medio mundo y coronándose en el olimpo del fútbol legendario. Seguramente sea un deporte sobredimensionado pero… ¡Qué más da! El fútbol nos evade, nos ayuda a aparcar la vida un rato, nos une, nos alegra y hasta nos permite hacer un programa de televisión como la copa de un pino que es lo que hicimos la noche de la final. Me recordó los años de la radio. Con la actualidad palpitando en nuestras narices, con conexiones, testimonios, Berto en Canaletas, la sabiduría de John Carlin y hasta el lujazo de un Alex de la Iglesia, presentando un corto en exclusiva para nosotros. Un trabajo intenso, justificado, que nos dio sentido (más) y nos hizo salir abrazándonos orgullosos. Me sentía feliz, completo, en el sitio y en el momento adecuado. Si todo eso lo ha hecho un equipo de fútbol, pues bendito sea. Firmo uno así cada mes.
Y hay más cosas: han triunfado unos tíos normales, currantes, de la cantera, razonables, brillantes, admirados pero no idolatrados. Barcelona respiraba ayer (y la cosa va a durar) como en los Juegos Olímpicos del 92. La gente está contenta, relajada, se diría que feliz. Dios, si es que existe, sabe que necesitábamos esta alegría más que nunca. Por todo eso, ¡visca el Barça!

Lo justo
Hay que ver como está aguantando el tirón José Montilla, President de la Generalitat. Ha tenido que ser el nuevo ministro Chaves el que intente desencallar el tema de la financiación. (Tema vegonzoso, a estas alturas), ¿tan difícil es ver que Catalunya pide lo justo?. El govern catalán ha demostrado que no está dispuesto a «tragar», que lo de la solidaridad entre autonomías es un rollo que no se cree ni el que se lo inventó (para pagar menos) y que Catalunya lleva mucho tiempo sin recibir lo justo, lo que necesita para tirar adelante y, más, ahora.
Me está gustando la dignidad y la resistencia de Montilla y me está defraudando la demora y el intento de rebajas permanentes del gobierno central. Menos abrazos y más justicia en la financiación.

El culo de Demi Moore
Todos lo hemos hecho. Todos hemos hecho fotos de nuestras amigas, novias, compañeras (no sigo), en situaciones delicadas, hasta muy delicadas. Es lo que tiene llevar siempre una cámara, incluso a la cama. Otra cosa es colgarlas en la red. Bueno, pues esto es lo que hizo el marido de Demi, Ashton Kutcher mientras su señora «así planchaba, así, así». Vamos que Ashton se aburría, hizo la foto y la colgó en Twitter. Avalancha, follón y Demi que se cabrea (con razón). Un icono del cine , vista de culo y con braga blanca.
Dicen que se montó tal bronca que el maridito pidió a sus seguidores que mandaran un mensaje de amor a Demi en señal de disculpa. Y así fue. En siete minutos, 3.6oo mensajes y Demi se ablandó: «Mi marido me ha mandado una bomba de amor» y le perdonó. Eso sólo pasa en las películas o con los que hacen las películas. Aquí en España, tu novia te coge a tí y a la cámara y te lanza por la ventana para que hagas fotos mientras te caes del cuarto piso.
