Maestro Bansky

Viernes, 2 de enero de 2009

El maestro del «street art» se llama Bansky. Su obra ya cotiza en las subastas de arte. Lo mejor siguen siendo sus intervenciones en la calle. Pocas y buenas. Como muestra, este vaquero a lomos de un desconchado en pleno Bronx de NYC. Un crack el Bansky.

Maestro Bansky

Lo de Roldán

Lunes, 17 de noviembre de 2008

Recuerdo cuando detuvieron a Roldán, hace unos cuantos años. Interviú publicó unas fotos en exclusiva donde aparecía en una orgía. En una de las imágenes, sostenía una cucaracha hinchable en sus manos y se le notaba contento. ¡Vaya risas nos echamos en la radio! Luego lo trincaron, le cayeron treinta y un años por llevarse los millones que, según él, tiene otro. Claro. Como que va a decir dónde los tiene.
Lo de Roldán
Roldán representaba lo más cutre de la cultura del pelotazo. Un grano que le salió al PSOE y del que todos han querido renegar. Lo que no entiendo, así las cosas, es como se le invita a un programa de televisión. Como se le paga para que no diga nada, solo por el mero hecho de tenerlo allí sentado, recibiendo por todos lados, con sus dientes amarillos y su cara de «me arrepiento, pero solo un poco».

La noche del viernes no fue una noche de periodismo. Que no nos vendan la moto. Fue una noche de espectáculo bochornoso en una España presuntamente moderna. Y espera que ahora viene Julián Muñoz. Habrá que decir algo esta noche.

La crisis ninja

Jueves, 13 de noviembre de 2008

Un señor, que dijo llamarse Leopoldo Abadía jr., me convenció la otra noche en maquillaje, de que la cosa está muy mal. Lo de la crisis parece que va para largo y hay que tener los ojos muy abiertos no vaya a ser que venga alguien y se lleve tus pantalones.
La crisis ninja

Ojalá Obama

Jueves, 6 de noviembre de 2008

Siempre necesitamos sueños. Ilusiones que iluminen el horizonte. No hemos venido a sobrevivir, sino a mejorar las cosas, cabrearnos con lo que está mal y pensar que el mundo no puede ir tan rematadamente de culo. Ahí es cuando entra en escena Obama. Antes de ser presidente ya es un mito. (Igual deberíamos calmarnos un poquito y esperar a que despliegue todo su ideario político).

El caso es que los americanos lo han hecho tan mal en los últimos años que parecía imposible que remontaran el vuelo. De momento han elegido al piloto, al líder, que deberá sacarlos del barro global en el que se han metido y, de paso, nos ha manchado a todos. Ahora veremos si es capaz de ejercer de presidente, de conducir la gran potencia americana por un mundo más justo que pide a gritos que se reinvente.

Queda claro que ha caducado el neo capitalismo más exacervado, el culto al éxito, el dinero y el poder, ignorando los desequilibrios del planeta. Ha tenido que ser la economía, la que reventara, para que nos diésemos cuenta de lo mal que lo estábamos haciendo.

Hemos vuelto a la casilla de salida y Obama simboliza otra partida nueva, hecha desde las heridas del último descalabro y con miles de millones de personas a la espera de cambios. Obama dijo el día de su victoria: «el cambio todavía no ha empezado. Os necesito a todos.» Vale. Pues ya nos tienes. De momento lo único que podemos darle es confianza. Toneladas de confianza. Esperamos que esté a la altura, sepa administrarla, leer el nuevo orden mundial y actuar en consecuencia. Quedamos a la espera.

Ojalá Obama

Crisis, crisis y más crisis

Lunes, 20 de octubre de 2008

A una crisis como la que vivimos, no se llega por un solo camino, ni hay un solo culpable. Vamos a recibir todos (espero que un poco menos de lo que dicen los catastrofistas), pero unos cuantos se lo han «currado» durante muchos años para que ahora andemos acojonados.
Por lo que he ido procesando en mi limitada cabeza, estamos ante el estallido de un capitalismo que se ha hinchado mucho más de lo que puede soportar. El fin de un sistema. Por eso, ahora los grandes líderes dicen que tenemos que repensar el futuro y aprender de lo vivido. Sería la primera vez que esto sucede. Sabemos que el ser humano no aprende de sus errores. Hasta el mismísimo Bush, que va a estar jodiendo hasta el día que se vaya, propone una cumbre mundial en Estados Unidos, para hablar de la hecatombe financiera. ¿En Estados Unidos? ¡Pero si ellos son unos de los máximos culpables! Han propagado lo de las hipotecas basura, viciando y ensuciando medio mundo y se han metido en una guerra que casi se les carga el producto interior bruto, disparando el precio del petróleo una vez más… Y ahora quieren que vayamos allí para hablar. ¡Como Sarkozy no puede parar quieto!

Habrá que ir, pero yo lo haría con una de esas manos gigantes de espuma que llevan los fans del beisbol, para darle collejas hasta que el cuerpo aguante. Habrá que decirles alto y claro que los caprichos americanos, sus desmanes y arrogancias, nos afectan a todos. Y que ya está bien. Y luego habrá que ir a poner una vela a la iglesia más próxima para que Obama no nos salga rana y aplique sentido común a ese imperio que se resquebraja y que daña a medio mundo con sus desprendimientos. ¡Pues no le queda trabajo al de Chicago! Van a hacer falta tres Obamas para paliar un poco el páramo que deja George. ¿Cómo puede ser que todavía quieran otro republicano?

Hablando de collejas. Otras tantas, y sonoras, para banqueros y constructores españoles. Los bancos han negociado con nuestro dinero y han perdido. ¿Qué quieren ahora? Piden liquidez al gobierno (o sea pasta por un tubo), para salir del atolladero. Y venga a subir hipotecas y a sembrar de dudas el horizonte oscuro. La gente anda muerta de miedo, ante la posibilidad de perder sus ahorros. Por eso interviene el gobierno. Lo que ya sería para morirse es que encima ayudara al gremio de la construcción, que ha subido el precio del suelo y la vivienda sin orden ni control durante tantos años. (Todos veíamos que iba a acabar mal, claro). Pues no haber sucumbido ante el poder del dinero. «¡Cuánto más tenéis, mas queréis!», como dice El Follonero.

Las economías parecen algo intangible y que no va con nosotros, hasta que se derrumban como un castillo de naipes y arrastran como una riada. Ha bajado la venta de coches, la publicidad, el gasto en ocio y hasta la alegría de la gente. Hay un rictus de malestar en las caras impotentes de los que siempre hemos currado y ahora, por culpa de otros, nos vemos en problemas. De ahí a la mala leche hay un pequeño y peligroso paso. Es el momento de pedir a nuestros representantes que se ganen el sueldo. Que trabajen codo con codo para, no solo paliar, sino establecer un nuevo orden. Más justo, más solidiario, menos egoísta y avaricioso. ¿Acaso España no es un país gobernado por socialistas? Pues que se note, ¿no?

Me decía un lúcido invitado el otro día: «No pasamos una crisis solo económica. Es una crisis de valores muy profundos. Han crecido generaciones de gente sin sensibilidad que solo han estudiado para ganar dinero. A costa de lo que sea». No puede tener más razón. De aquellos neocons, estos lodos. Esa fiebre globalizadora por el oro, nos ha traído hasta aquí. Ojalá se den cuenta de que puede haber un mundo mejor. Derechas, izquierdas, centros, católicos, agnósticos o musulmanes. ¡Qué más da! El mundo pide a gritos que lo administren bien. Tan fácil como eso. ¿Aprenderemos esta vez?

Crisis, crisis y más crisis

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