Cinco horas de coche para «cargar pilas». Viajar a Donosti para visitar a Karlos Arguiñano y comprobar, una vez más, la vitalidad de este referente. Comer, charlar y volver con un cartón de huevos, un libro de recetas y muchas ganas de seguir disfrutando de lo que mejor sabemos hacer.
Gracias amigo.