Marrakech. Un joven pasa las horas en la puerta de su tienda de alfombras. Es un vendedor excepcionalmente discreto. No grita «¿España? ¿Messi! ¡Amigo, pasa sin compromiso!», o cosas así. Él no. Él prefiere leer la prensa, la actualidad, y se diría que esta le ilumina la cara, quién sabe si también la mente. El joven lee que su rey pasa más tiempo fuera del país que al frente de sus asuntos. Un rey desconectado de sus súbditos. Y eso no le gusta. Se pregunta qué debe pasar para que el pueblo reacciones y use sus alfombras para volar hasta la modernidad, la igualdad de oportunidades, la siempre anhelada libertad. Hace un amago de levantarse y gritar, pero no, sigue leyendo. La pregunta es: ¿hasta cuándo?
«Fotodiario» en El Periódico