Que este verano nos sea propicio o, como mínimo, nada adverso. Que el que pueda descansar lo haga y se conecte con lo sencillo, lo agradable: un paseo sin mirar la hora ni el teléfono, una buena peli clásica de esas que son territorio seguro, una comida con gente a la que quieres y a la que no tienes que convencer de nada. Esas cosas…
Que desaparezcan por unos días las preocupaciones, los temas pendientes y toda la demás chatarra emocional. Dicen que en verano nos acercamos a lo que somos realmente. Pues eso…
Que el calor del verano queme lo inservible y le de un baño dorado a lo auténtico.
Resumiendo: que todo vaya bien.