Sabía que Pamplona iba a marcar un antes y un después en el Terrat Pack. Y así ha sido.
Todo corazón y una cantidad de emociones que costará asimilar. Dado que grabamos, además, un programa de televisión, hicimos de todo. Catamos vino, jugamos a pelota, comimos, dibujamos, corrimos un encierro y miles de cosas más. Todo eso se verá. Lo que no podrá verse, son esos momentos en el escenario ante 2000 personas en el pabellón de Anaitasuna. Alucinante. «Solo habían llenado los Estopa«. «Somos primos, viene de família». Mikel Urmeneta se portó como un campeón. No hay un anfitrión mejor (en todo el mundo). Me hizo muchísima ilusión verle, en primera fila, con Karlos Arguiñano.

Esto es exactamente el Terrat Pack: salir por ahí a hacer lo que sabemos, unir y apretar nuestros lazos y compartir con amigos y público un buen momento profesional. Y mucha risa y alguna copa. Jose, Jordi, Berto… repetid conmigo: «Somos unos afortunados!!!»

¿Alguna vez te has preguntado cómo demonios se aguantan los magos en el aire cuando se ponen sobre dos sillas y se las retiran?

Sigue la gira de los monólogos y siguen los placeres. El placer de actuar en una sala gigante pero caliente como la del Kursaal. El placer de recoger toneladas de risas. El placer de comer como nunca y de sentarnos en la mesa del mítico Arzak. Posiblemente el mejor tres estrellas de Donosti. La ciudad sigue bonita y orgullosa, a pesar de que la playa de la concha quedara cubierta por la nieve antes de nuestra llegada. Era parte de la promoción.

El grupo de los cuatro, sigue unido y repleto de complicidades. Y, además, nos acompaña un equipo de primer nivel. Mucha risa, mucha tranquilidad y muchos pinchos. Recibimos regalos, «tocamos» el peine de los vientos de Chillida y nos hicimos unos dos millones de fotos. Euzkadi dio la talla. Como siempre.

Nota: Berto se queda ensimismado de vez en cuando. Como mirando al infinito, con la cabeza llena de cosas. Seguro que está tramando algo. Empiezo a conocerle y sé que tiene algo entre manos.

Sigue la gira de Terrat Pack. ¡Ya hemos estado en Madrid! Sabíamos que pintaba muy bien, pero solo cuando salimos al escenario del teatro Circo Price y saboreamos el aplauso de bienvenida, nos dimos cuenta de que aquello era especial. Madrid siempre es especial. Sobretodo para nosotros: forjados en la tele catalana y relativamente recientes para el gran público español. Es como un renacer artístico. El cariño y el seguimiento del público de Madrid, es de los que te sitúa emocionalmente en el mapa. Piensas: «vale, palante». Y así fue otra vez.

Por eso nos inventamos el Terrat Pack. Para poder visitar a toda la gente que está «al otro lado». El Circo Price es una pasada. ¿Por qué no hay algo así en Barcelona? 1.800 personas en cada función y toda la risa en el aire y en los camerinos. Es un esfuerzo acabar la dura semana de programas y seguir, pero vale la pena. Próxima parada: Donosti.

Otra alegría en Valencia. Javier Mariscal, cogió un tren en Barcelona y se plantó en su ciudad para grabar el programa paralelo de la gira. «No sé a qué venía. Sólo sabía que lo hacías tú». Eso es un amigo. Nos fuimos al taller (inmenso) donde construyen las fallas los de Na Jordana, unos clásicos que cumplen 125 años con lo de quemar obras de arte. Mariscal lo aceptó todo. Cogimos un trozo de pórex y le dimos al cuchillo y la sierra hasta que salió algo parecido a un tótem. Corbacho se apuntó y se encargó de los atributos.

¡Qué gustazo diseñar algo con Mariscal! Uno de los mejores del mundo. Con su mezcla de sabiduría, inteligencia infantil, experiencia y libertad creativa. Como todos los grandes, no se cree nada por supuesto. No conozco a nadie que se parezca, ni por asomo, a Javier Mariscal y me encanta ser su amigo.