Quien no se anima es porque no quiere.

Quien no se anima es porque no quiere.
Puedes decir: «ya voy yo a tirar la basura». Sales de casa y, a tan solo diez minutos andando, puede emboscarte. Algo muy recomendable según todos los que saben de esto. Desconectar, dejar de escuchar la ciudad y darte un baño de bosque. No todo está perdido.
Estás algo cansado, un poco desanimado, quizás te falte energía…
De repente conduces por una pequeña isla del mediterráneo y el cielo te regala un espectáculo soberbio, un despliegue cromático poderoso y mágico. Entonces, casi inmediatamente, sientes una rápida mejoría.
Otra vez.