Visto en Gracia, Barcelona. Una invitación a desconectar (ni que sea por unas horas) para volver a sentir de verdad. Quizás lo que se sienta sea aburrimiento y no tiene por que ser malo. Aburrirse es el cerebro en pausa. Permite parar el bombardeo de impulsos y vaciar nuestras cabezas rebosantes de datos, opiniones, vidas ajenas, información (por llamarla de alguna manera) un poquito de odio ambiental y todo el ruido que nos rodea que no es poco.
El teléfono suele ser la puerta de entrada de todo eso, por lo que purgar solo puede ser bueno. Desconectar para vivir por nosotros mismos, a ver qué pasa. Sal de la maquina.