Karlos Arguiñano y un servidor, estamos llegando a importantes acuerdos de futuro, aquí en New York. Lo de estar fuera de casa, te dispara la imaginación. Ya ampliaremos la información en nuestros respectivos programas, a la vuelta de las mini-vacaciones. Las últimas palabras de Karlos antes de montarse en el taxi amarillo que le llevó al aeropuerto fueron: «La Estatua de la Libertad, quedaría mejor en Bilbao». Genio y figura.
Se va el cocinero y nos ponemos a trabajar. Por fin realizamos el viejo sueño compartido con Mikel Urmeneta de pintar un gran mural a medias. Hemos alquilado un estudio en Queens y a garabatear a cuatro manos sobre un papel de seis metros y medio. Impresionante! Quedamos encantados y con las rodillas destrozadas de tanto arrastrarnos. Nos comimos unas pizzas, nos gustó el resultado y se confirma que cuando quieres hacer algo, lo haces y punto.
Negociaciones y murales
New York, New York
Aquí New York City. La ciudad que nunca duerme. Mikel Urmeneta (que se está ganando el cielo, si existiera) me hospeda en un su apartamento, me saca de paseo, me pica con las fotos para Captura.org y me da toallas nuevas y un sofá cama. Gracias amigo.
Por si eso fuera poco, coincido con Karlos Arguiñano (el hombre al que más quiere la cámara de este país) y entablo una divertida relación de amistad, de risas y de buenos consejos. Voy a empezar a pensar que soy un tío con suerte. El otro día nos pagaron la comida unos españoles que no daban crédito del encuentro en pleno Soho.
Nueva York está como siempre o mejor. Me he comprado un bolígrafo que es un cactus, he comido como un campeón y he dormido como un subcampeón. He caminado como un marathoniano (ahí sigo) y he empezado a desconectar de la locura televisiva. Letterman también está de vacaciones. Corto y cierro, de momento.
Adjunto esta instántanea de Charlie Lonegan que transmite el alto nivel de concentración en el que nos esncontramos sumidos. Parecemos unos exhiliados chiflados.