No podré y no querré. Todo lo vivido y contado con cooperantes y refugiados nos ha calado a todos muy hondo. Sabíamos que seguíamos un instinto y eso nos ha conectado con las emociones y ellas, a su vez, con un montón de buena gente. Ese tipo de gente con la que quieres estar y para los que quieres hacer televisión.
Los espectadores también han entendido el cambio de registro por un día. No lo dudaba pero me preocupaba un poco. Gracias, muchas gracias. Todavía creo que la tele, a veces, puede ser un buen abrelatas. Puede y debe abrir conciencias, denunciar, ser un espejo puesto delante de la realidad. Sí, vale, la tele es para distraernos pero también puede hacernos pensar al mismo tiempo. Hay momentos para reír —muy necesario— pero luego la vida te recuerda que está llena de trampas de gente desfavorecida y vulnerable. Eso no tiene gracia, entonces… ¿por qué no contarlo?
Hoy vuelvo a agradecer de corazón a todos aquellos que sumaron, se esforzaron y se unieron al proyecto de «Late Motiv en Lesbos». Todo en un tiempo récord lo cual no deja de asombrarme y hacerme sentir muy orgulloso.
Serrat, Oscar (Proactiva), Nico, cooperantes, regugiados, Samuel, #0 y mi gran equipo de compañeros de «Late Motiv». No olvidaremos Lesbos ni lo que supone ni como nos ha transformado. Volvemos a la comedia, por supuesto, pero habrá que seguir teniendo la maleta a punto y el instinto afilado.