Cada domingo lo mismo: no sabemos, no sabemos, pero acabamos hablando una hora seguida. Y nos reímos y ponemos música. Y viene un público fantástico. Mira que hemos hecho cosas a lo largo de nuestra carrera y todas tienen algo para recordar, pero el NADIE SABE NADA es… especial. Se construye a base de la complicidad con mi compañero Berto Romero y siempre, siempre nos sorprende. Por eso le tenemos tanto cariño. Ya puedes escuchar todos los programas en ElTerrat.com
No saber y hablar
Nadie sabe nada
Pues ahí sigo con la frase que se convirtió en una sección, la sección que se convirtió en un programa de radio (otra vez en antena, todos los domingos de verano, en la Ser), el programa que dio paso a una función de teatro. Una cosa lleva a la otra. Me encanta también este concepto. En realidad, podría definir la vida misma. La vida: otro alarde de improvisación, aunque luego preguntas y nadie sabe nada.
«Fotodiario» en El Periódico
Volver a la radio
Hemos vuelto a la radio y eso siempre es bueno. Estos días, vuelvo a los estudios de Radio Barcelona, en la calle Caspe de la ciudad, para realizar NADIE SABE NADA con Berto Romero.
Una hora de improvisación semanal que disfrutamos como niños. Aprovecho para agradecer a la SER que haya contado con nosotros un verano más. Me vienen un montón de recuerdos a la cabeza. Me acuerdo de cuando llegamos con EL TERRAT a finales de 1992. De esas miles de horas de humor, de los compañeros, de nuestros oyentes que nos «daban alas» para volar por el mundo de la comedia. He encontrado una foto de 1997, firmada por Roser Vilallonga. Los buenos recuerdos no se olvidan jamás.
Más Peiso
Carlos Peisojovich camino del encuentro. Hay que hablar de como nos ha ido la vida después de treinta años. «¿Por dónde empezamos?
Volvimos un rato
Siempre es un placer volver a la radio. Aunque solo sea un rato e improvisando como locos, con Berto Romero de colega. Ocho programas, ocho horas, para un verano tórrido. Pasé parte de mi vida en la SER (de 1992 a 2004), y allí construí mi estilo (si es que tengo alguno) y me formé como profesional. Luego, la locura de la televisión.
Me pareció muy indicada esta ala de avión que hizo las veces de mesa. Hoy en día, cuando parece que la estabilidad se ha esfumado, todo es provisional, momentáneo y urgente, se diría que siempre estás «en el aire»… Así es como vivimos nuestro «Nadie sabe nada» para la radio: llegó una propuesta, la cogimos, lo hicimos y lo disfrutamos. ¿Qué pasará en el futuro? Me remito al título del propio programa. No somos los únicos que improvisamos. Este país ha caído en las garras de la improvisación. Y eso ya no hace gracia.
«Fotodiario» en El Periódico