Y Rosendo ofició el rock and roll

Miércoles, 21 de junio de 2017

Rosendo ya es una leyenda aunque a él no le mole mucho eso. Pero, amigo y respetado rockero, esas cosas no se eligen. Esas cosas pasan después de muchos años de honestidad, de coherencia y de carretera.

Y en ese punto está el de Carabanchel y sus canciones que, como ha dicho él mismo, son una suerte de autobiografía. Yo añadiría que también de «radiografía» de una España cansada de mamoneo, de una sociedad hastiada pero incomprensiblemente adormecida. Para eso está el rock: para gritarlo, para pasar las cosas por el rayador de una guitarra áspera, de una voz que clama más que canta.

No pude evitar hacer una foto en el backstage de «Late Motiv» de la maleta donde Rosendo guarda su guitarra y la play list de los conciertos. Algo así como un altar laico desde donde este hombre oficia hace mil años. Me emocionó ver como se le respetaba, como el público supo detectar que estaba ante uno de los pocos artistas auténticos que hay hoy en día.

Rosendo