Canal privado: New York city
Miércoles, 9 de abril de 2008
Viajar y dibujar
Domingo, 30 de marzo de 2008
Los dibujos me siguen en los viajes. O quizás estén en la ciudad de destino, esperando a ser dibujados. Tengo la costumbre de montar el «campamento» en los hoteles (perdón por las manchas de tinta que van quedando) y así aprovecho para seguir con el vicio. Cada nuevo sitio, tiene sus colores, su energía propia, su inspiración. Por lo demás, viajar abre la mente, completa y enriquece las ideas, libera prejuicios y dinamita localismos.
Lo que faltaba
Sábado, 29 de marzo de 2008
Me gusta la fotografía, me vuelven loco las camisetas y, de repente, se unen las dos cosas. ¡Bucle!
Cuando vi esta camiseta en el museo de la fotografía de Nueva York, no pude evitar comprarla. Y luego pensé: ¿fabricarán alguna vez, una cámara que vaya incorporada a la ropa y que con solo apretar el dibujo, haga una fotografía?
Cosas más raras se han visto. Lo dejo ahí, por si lo quieren aprovechar. Igual lo propongo a Captura.
New York
Miércoles, 26 de marzo de 2008
Otra vez New York. Andar y andar. Comprar y comprar. Taxis amarillos, frío polar, invierno permanente. Gente hablando por el móvil, españoles en la tienda Mac del Soho, nativos en pantalón corto, edificio Dakota, Imagine en Central Park, rascacielos cubiertos por la niebla. Mikel Urmeneta: «El gran anfitrión», Cabaret, Berto y la peña de El Terrat. Una noche catalana ante la mejor carne del mundo. Una joven por la calle: «¿Tú eres el del chiki-chiki?». Sí. Connan O’brien. Berto y un servidor sentados en la grada como público, tratando de entender las bromas. Antes nos habíamos quemado con medio litro de café. New York Times.
Visita al nuevo edificio con mi «mentor» Guillermo Nagore. ¡Pedazo oficinas! Times Square. ¿Cuánto pagarán de luz? Taxis, más taxis. Propinas. Calefacción a tope. Gramercy Park. Silvia, la andarina. Jet lag. Cola en inmigración. Avión, sueño… resaca… fin. (Por ahora).
Pompeya
Lunes, 28 de enero de 2008
Me han regalado uno de los viajes pendientes de mi vida: Pompeya.
En el año 79 d.c, el Vesubio entró en erupción y en cuestión de horas, sepultó la próspera Pompeya, a treinta kilómetros de Nápoles. Es un viaje al pasado. Un retrato en tres dimensiones de aquel 24 de Agosto. Las piedras incandescentes se fueron acumulando por capas, atrapando a los veinte mil habitantes (los moldes de los cuerpos te dejan sin respiración) y todo lo que encontraron a su paso.
Tras las excavaciones, han quedado cinco kilómetros cuadrados. Uno puede pasear por sus calles, entrar en las casas, admirar sus pinturas, alucinar con sus prostíbulos y hacerse una idea de como era la vida cotidiana. No te cansas de andar. Solo faltan las personas y algo de ornamentación.
Se encontró el pan en los hornos, perros atados con sus correas y reformas a medio terminar. Los visitantes circulan silenciosos. Hay algo especial en el ambiente. Estás dentro del testamento de una tragedia. Un viaje absolutamente recomendable.
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