Sitios feos

Martes, 27 de marzo de 2012

Hay sitios muy feos, lugares en los que la belleza pasó de largo y la basura se quedó. Costuras del mundo, rincones sin limpiar, acumuladores de porquería. Muy feos, vamos.

Estábamos de viaje y paramos en una área de autopista. Está demostrado que ahí es donde se concentran la mayoría de sitios feos, desagradables que no sirven ni para esconderte. Le pedí a Mia que me hiciera una foto en ese fallo del sistema. «¿Para qué?» preguntó con buen criterio. «Cosas mías. Ahora colecciono fotos de sitios feos». Mia sonrío que es una manera de decir «este tío es gilipollas». Conozco esa sonrisa porque me conozco a mi.

Sitio feo

Las tiendas de discos

Jueves, 13 de octubre de 2011

Qué pena que desaparezcan las tiendas de discos. Lo digitial se ha comido algo más que los vinilos. Se ha cargado pequeños santuarios, reservas naturales de locos por la música. AMOEBA en San Francisco, resiste. ¿Podrán con ella?

Las tiendas de discos

Warholiano

Miércoles, 12 de octubre de 2011

Si te gusta el arte y estás en Nueva York, acabas adoptando a Andy Warhol como un santo laico de la religión de los estetas. Es omnipresente.

El artista del pelo blanco me persigue por todas partes. Me mira desde una foto en la habitación del hotel, me espera en los libros de arte a la venta, su nombre cuelga de las pancartas de Union Square. Estuve en Whasington y visité, como no, una exposición de Warhol.

Si existiera una posibilidad de que el fallecido leyera estas líneas (cosas más raras se han visto) aquí le dejo el retrato que me gustaría. No soy Mao, ni Marilyn, ni todo lo contrario pero por pedir que no quede.

Warholiano

La mancha de aceite (americana)

Lunes, 10 de octubre de 2011

Viernes por la noche. San Francisco, USA. Un hombre agarrado a su bandera y a sus ideales, está dando explicaciones a un reportero. La calle principal de la ciudad está cortada por unas doscientas personas. Me acerqué a ver qué decían, cómo eran.

Los «indignados» americanos se mueven con rapidez, las adhesiones van llegando y el movimiento cuenta con la complicidad de la mayoría de ciudadanos. Muchos de ellos hacen sonar sus cláxons cuando pasan al lado de la concentración. La policía se mantiene al margen, no como en Nueva York donde son más de «porra floja». Era emocionante vivir todo esto en una ciudad como San Francisco, tan simbólica en los años sesenta.

Hace diez años que los Estados Unidos pierden dinero y credibilidad en Afghanistan. Pero hay más, mucho más. La gente está harta de pagar los platos rotos del banquete capitalista y comprobar como los culpables se van de rositas. Obama lo sabe e intenta mover sus fichas que normalmente se estrellan contra el muro republicano. (Tendría que vivir dos años aquí para entender solo un poco de como va el sistema político).

La indignación es una mancha de aceite que se extiende y se extiende por muy grande que sea el país. Hay indignación para todos.

La mancha de aceite (americana)

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