Claro que sí! Nuestra colaboración con Yamuna.org nos sorprende, nos hace felices, nos rodea de amigos generosos, nos conecta con lo mejor de nosotros mismos. Organizamos un primer concierto que fue inolvidable y permitió acabar la construcción de una escuela preciosa. Ahora, vamos a por la segunda edición. Te apuntas? Seguro que sí.
Podemos hacerlo otra vez
El sueño y la realidad
Hoy, el día en que por fin se hace realidad la gala para Yamuna en el Teatro Victoria de Barcelona, me acuerdo de una frase que leí. Decía algo así como «la mejor manera de predecir el futuro, es protagonizarlo».
Me gusta porque invita a la acción. «Si no haces nada te desintegras», como dijo Eduard Punset. La inacción, el pesimismo, ese pensamiento derrotista de «¿y qué puedo hacer yo si todo está tan mal? No servirá de nada», es del todo inapropiado o no conduce a ningún sitio. Todos estamos cabreados por las contrariedades que esta enrarecida sociedad nos sirve un día sí y otro también. ¿Vamos a quedarnos quietos?
Cuando estuve en Madgascar el pasado marzo para conocer de cerca el trabajo de Yamuna y el sueño de una escuela que poco a poco se hacía realidad, pensé que debía dar un paso más. No es nada heróico, ni épico. Es de sentido común. Pensé: «con la de galas benéficas en las que he participado ¿por qué no abandero yo una por una buena causa?». Y prendí la mecha. Como ya he contado, la respuesta fue impresionante y el equipo que ha trabajado desinteresadamente merece todo mi respeto y todo mi cariño. El sueño se hace realidad, el futuro se protagoniza.
Como es normal, los niños de Madasgacar ni se imaginan nuestras cábalas, nuestras dudas, pudores o lo que sea. Ellos viven felices, reciben el apoyo de Yamuna y te regalan sus sonrisas cuando les visitas. Sin ellos saberlo, su normalidad, su simpatía es el motor de toda la maquinaria que se pondrá en marcha esta noche. Porque queremos protagonizar nuestro futuro y también el suyo.
Muchas gracias a todos. Nos vemos hoy.
Yamuna
Se acerca la gala de Yamuna…
Más Madagascar
Las imágenes de nuestro corto pero intenso viaje a Madagascar con yamuna.org siguen aflorando. Me llevará más tiempo de lo que esperaba, organizar, retocar y editar.
Me acaban de llegar unas fotos que hice con mi querida Rollei analógica. ¿Qué tendrá esta cámara que todo lo ennoblece? El muchacho, es el más presumido de toda la escuela. Siempre con su sombrero…
He estado en el cielo y en el infierno
Se llama Madagascar y es uno de los países más pobres del mundo. Una isla gigante llena de desheredados del mal llamado primer mundo. Fuimos a ver como trabaja sobre el terreno la organización Yamuna, con la que vengo colaborando activamente desde hace bastante tiempo. A pesar de que colaboro con varias asociaciones, decidí concentrarme en una para entender y vivir una realidad apasionante: dedicar tu esfuerzo y tu tiempo, para mejorar una pequeña parte de la sociedad. Y Yamuna no me ha defraudado. Al contrario. La dignidad y profesionalidad con la que trabajan en su sede de Antananarivo, me emocionó y me dejó con la boca abierta. Si podéis, echadle un vistazo a su web y si os animáis, podéis colaborar como yo hago, en la medida que cada uno pueda.
Estuve en este oasis, lleno de niños con futuro, y en las calles polvorientas, sucias y desatendidas de la ciudad. El cielo y el infierno. La vida es demasiado injusta con personas que no tienen ninguna culpa. Sencillamente nacieron allí. Servir de altavoz para Yamuna y sus logros, ya ha pasado a ser una obligación para mi.