Qué putada nene. Que largo se hace el año sin ti. Sin tus cariñosos exabruptos. Ya nadie habla mal, ¿sabes? Todos somos muy correctos aunque por dentro nos coma la rabia. Porque la cosa está jodida y seguro que tú nos hacías más soportable la crisis, además de señalar con nombres y apellidos a los culpables. Te ibas a poner como una moto. En este mundo enmarañado, que no escarmienta, falta tu risa llena de dientes. Una risa curativa, liberalizadora.
Me acuerdo mucho de tí. Cada día. Tengo una foto en el lavabo, donde salimos juntos. ¡Serios! Aquel día me dijiste: «no me toques el culo aprovechando que estamos posando, maricón…» Nunca te lo toqué. Prefería ver como tú le tocabas los huevos a la vida. Este día (y muchos más), van por tí maestro.