Parece el nombre de un grupo de los ochenta. Un grupo gallego, por ejemplo. Un contrasentido es algo que rechina en nuestra capacidad de comprensión, algo que molesta, que incomoda. Como unos zapatos un par de tallas más pequeños. Contrasentido es no renovar a Ana Pastor con la excusa de crear un nuevo equipo a su medida, como le ha dicho el nuevo director de Informativos de TVE. ¿A su medida o a la del partido gobernante? Contrasentido y contraperiodismo. Contrasentido, como decía alguien en Twitter, es que llegue antes una nave a Marte que un avión al aeropuerto de Castellón. Genial, la observación.
Contrasentido es que suban las temperaturas hasta cotas infernales los únicos días del año en los que se nos disculpa desconectar de todo, tratar de olvidar. Claro que, en el último caso, se trata de la naturaleza, del clima, algo que no podemos gobernar. Solo lo podemos perjudicar. Al calentamiento global hay que añadir ahora el calentamiento de la gente, que está a la que salta. Lo ves en las caras, en las conversaciones, en los gestos… El otro día, un trabajador de un establecimiento de alquiler de coches le dijo a una amiga que pedía explicaciones por un aumento de la factura: «Lo que te pasa es que estás malfollada». Eso, más que un contrasentido, era un imbécil, un maleducado, ese tipo de personas que lo hacen todo peor y más difícil. Feliz verano.
«El Berenjenal» en Interviú.