Mi amigo Frankie de Leonardis me manda este «Mike in the mirror». Me había propuesto no hablar del ídolo caído, pero no puedo evitarlo. Ninguna otra estrella de la música habrá suscitado tantas sensaciones contrapuestas como Michael Jackson. Admiración y rechazo (sobre todo en la última época) se han mezclado siempre a su alrededor. Quizás sea eso lo que él notaba y lo que seguramente le llevó hasta el callejón sin salida. Quién lo sabe. Y, sobretodo, ¿quién hizo algo en serio para salvarle?
No puedo entender que un hombre, por muy megaestrella que sea, no disponga de dos o tres amigos de los de verdad que puedan decirle: «mira maicol, déjate ya de operaciones y rollos. Ven a cenar con nosotros, enorgullécete de lo que has conseguido, manda a tu padre a freír espárragos, sacúdete de encima a los que te chupan la sangre y canta. Canta, baila y disfruta que hay gente que no cobra ni mil euros al mes hombre». Una buena conversación a tiempo, quizás hubiera permitido que el hombre del moonwalk, tocara con los dos pies en el suelo.
En cuanto al tratamiento de su muerte en los medios… ¿de verdad alguien creía que el periodismo actual iba a respetarle?