Ferran Adrià es mi amigo, así que le otorgo toda mi confianza en la escandalera culinaria que se ha inventado Santi Santamaría. Me parece absurdo, gratuito y sospechoso que se genere una polémica, en el momento más brillante de la cocina española.
Adrià es el maestro incuestionable, venerado en todo el mundo y respetado por los mejores. Y, además, lo lleva con naturalidad y humildad. ¿Por qué no dejan de decir tonterías y se disfruta esta época histórica? Se, perfectamente, que Ferran no cocinaría con nada que resultase perjudicial. Dudarlo es ofensivo. ¿A ver si lo de la envidia va a ser una epidemia?
Mi amigo
Jueves, 5 de junio de 2008