Muchachito

Viernes, 11 de enero de 2008

El instinto falla pocas veces. O el olfato. Recuerdo que la primera vez que escuché a Muchachito me pilló por el estómago y por los pies. No había escuchado una cosa igual. ¿Quién demonios era aquel tipo con sombrero, guitarra y un bombo con faros de coche?

Marc Parrot le había producido su primer disco. Una especie de rumba-funkie-rock. Un gitano sin ser gitano. Muchachito se ha forjado en los bares. «Una vez se me quedó un tío borracho, pegado a la pierna con la que le daba al bombo».

Muchachito

Lo ha visto todo y lo tiene muy claro: risa, fiesta, música y amistad. Te da unos abrazos largos que cargan las pilas. Le importa un huevo la crisis discográfica. Se ha montado su sello, gira por ahí, la lía y mueve un batallón. La crítica (odioso concepto), ya se ha rendido a su talento.

Creo que lo mejor de Muchachito, su bombo y su infierno, está por llegar. Él juega en otra liga: la de los músicos de verdad. Y la verdad, es que hay muy pocos.