Tengo un (otro) problema: no sé estar sin hacer nada. Si me quedo sin hacer nada, me duermo y entonces tengo la sensación de que pierdo el tiempo. Así que o duermo o hago algo. Lo que sea. Durante el verano se me plantea muy a menudo esta disyuntiva. Cuando encontré por casualidad una caracola en mitad del campo (me pregunto cómo llegó allí desde el mar), me puse manos a la obra. «¿Por qué no la dejas como está?», me preguntó alguien que no me conocía. Después de unas cuantas horas, el resultado fue una «caracola Paul Smith» que pongo a disposición de la conocida marca londinense. ¿Ves como siempre hay algo que hacer?
«Fotodiario» en El Periódico