Disfrutemos (como podamos o sepamos) de los últimos días de agosto, que en septiembre viene el coco. El IVA aumentado es el nuevo coco y esta vez no se trata de una amenaza para que los niños se acaben la comida del plato. Esta vez es un sablazo con todas las de la ley, una bofetada en la mejilla (ya dolorida) de la economía doméstica. No he escuchado a nadie que hable bien de la medida. ¡Nadie! Por lo que parece, bajará el consumo y se potenciará la economía sumergida, pero como se trata de contentar a nuestros acreedores alemanes y demostrarles que nuestra moral católica nos permite flagelarnos sin tregua, pues eso. ¡A por el IVA! «¡Dame más, más… oh, síííííí».
Resulta esclarecedor estar atentos, estos días, a las ofertas de todo tipo. «Pague ahora, antes de la subida». Como cuando anuncian que viene un huracán y la gente clava tablones en las puertas y ventanas para resistir el envite. Yo voy a comprar los regalos de Navidad esta semana para ahorrarme el IVA. Los niños, eso sí, van a recibir juguetes veraniegos. No pasa nada, ya se acostumbrarán. Me dejo para la semana que viene el daño específico que la subida de marras va a infligir a la cultura. Otra pesadilla.
«El Berenjenal» en Interviú.