Pues eso. Que me voy de vacaciones el jueves y dejo a mi sobrino al frente del negocio. Todo muy familiar y lógico. Lógico, no porque sea de la familia, sino porque Berto está sobradamente preparado para asumir el reto. Se lo tengo dicho y lo repetí en Madrid el viernes, donde nos encontramos con casi toda la prensa. Es la primera vez, en toda mi carrera, que coincido con alguien que tiene ese perfil. He trabajado con cómicos fantásticos. Locos, explosivos, desconcertantes, geniales… la lista es inmensa. Pero nunca lo había hecho con alguien que puede decir «hola buenas noches, voy a contarles unas cuantas cosas». Lo que se dice un presentador. Con su visión del mundo, desde uno propio.
Berto es bueno, cae bien y se merece la oportunidad. Porque no hay que olvidar que todos, repito todos, hemos gozado de oportunidades, nos han abierto puertas y han confiado en nosotros. En algún momento, en algún lugar. Pues ese momento ha llegado para Berto y estoy seguro de que el fantástico equipo del programa, se pondrá a su servicio con el buen rollo de siempre. Encima no tendrá que aparcarme el coche cada tarde. Es su verano. Y el vuestro. Y el mío. El verano es de todos, hasta que el gobierno no diga lo contrario.