Desoyendo los preceptos bíblicos, decido trabajar en domingo. Si es que se puede llamar trabajo dedicarte a lo que te gusta.
Aprovecho para avanzar en algunas piezas nuevas, repasar bocetos y preparar telas. Sigue el color, los puntos se convierten en líneas y formas. Todo evoluciona incluido el propio domingo que acabará en lunes.