Mi equipo nos obsequió con una genialidad. Se trataba de preparar un desfile de moda alternativo, con el humor y el sarcasmo como elemento común. Se pensaron varios vestidos, pero este me robó el corazón. Por delante era un traje chaqueta, por detrás iba forrado de ladrillos. Ideal para que la infanta fuera a declarar al juzgado de Mallorca y pudiera mimetizarse ante la prensa. La Casa Real lo descartó «por motivos de seguridad», un argumento que sirve para todo porque lo primero es la seguridad, además de tener salud.
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