Verano

Lunes, 13 de julio de 2009

El tiempo se ha vuelto un poco loco (vaya novedad), pero podemos asegurar que ya es verano. En mi calle están haciendo obras. Gracias. La otra noche, un gracioso puso en marcha la apisonadora y parecía el fin del mundo. Gracias, también a tí, anónimo gilipollas.

Subí a una pequeña montaña y, durante el ascenso me agarré a un pino que se vino hacia mi y casi me aplasta las piernas. Tuve tiempo de esquivarlo. Fue tan rápido que ni me asusté. Una vez en la cima, un guarda forestal de dos metros y medio de altura me informó que, según la Nasa, este va a ser un verano que alternará sol y nubes, «no muy caluroso». Si lo dice la Nasa…

Yo creía que íbamos a estar tranquilos, pero los coletazos de la crisis, como si de una ballena herida se tratara, pueden arrancarte la cabeza mientras estás tan ricamente bañándote. Así que cuidadín. Casi no veo la tele. Pinto, ando, dibujo y vuelvo a pintar. Voy a ver si leo (no sé si me acordaré). Escucharé música atrasada, visitaré las obras de mi calle y me tomaré menos cafés. En las radios se van los titulares de los programas y se instala un cierto aire de relax.

Anoche soñé que hablaba en el vestuario con Xavi del Barça. Un buen tipo. He soñado otras cosas que nunca explicaré. Si te olvidas de una pesadilla, nada más despertarte, ésta desaparece, se desvanece en el olvido. La mata tu memoria consciente. Después de más de diez meses de darlo todo, poner buena cara y seguir como un monje la agenda marcada, vienen ganas de no descolgar el teléfono, no afeitarte, ir con pantalones cortos viejos y mancharte las manos de pintura. Eso es exactamente lo que voy a hacer. Se trata de coger carrerilla, para otro salto de longitud que de momento se intuye lejano y medio borroso, allá por el mes de septiembre. Y como dicen en mi pueblo: «Septiembre no lo ha visto nadie».

Verano