Cuando me preguntan por el éxito, siempre digo que yo prefiero la prosperidad. Que las cosas vayan bien, que haya trabajo, buen ambiente y perspectivas de futuro. Tal como están las cosas hoy en día, me parece lo más apropiado y razonable. Nos dicen que los nubarrones del capitalismo decadente, traen mal tiempo. Que la globalización competitiva sólo presagia más nerviosismo, que todo es peor de lo que parece y cosas así de «divertidas». Pon que la mitad sea cierto. Bueno, pues en medio de ese clima frío y poco favorable, El Terrat sigue navegando con prosperidad. Un milagro, si es que crees en ellos, o un premio a la perseverancia.
En las últimas horas, nos hemos incorporado al grupo europeo Banijay de producción televisiva, con sede en Francia. ¿Por qué? Porque han creído en nosotros, nos han mostrado su respeto, nos han enseñado su proyecto y un mapa con el camino que podríamos andar juntos en el futuro. Y hemos aceptado. En realidad, son muchos los grupos que se han interesado a lo largo de los años en El Terrat.
Ninguno con la energía y las ideas tan claras como Banijay. ¿Dinero? Sí, nos han pagado dinero. ¿Acaso no nos merecemos un premio después de veinte años de andadura? Los que nos conocen saben que no nos mueve el dinero. Pocas horas después de cerrar la operación, ya estábamos en un camerino de Viladecans, sudando y estrenando nuestra gira de teatros. Porque somos así. Unos enamorados del oficio que necesitamos motivos y apoyos para seguir soñando. Y cariño. También necesitamos que nos quieran y nos digan que cuentan con nosotros para llenar Europa de ideas.
Todo va a seguir exactamente igual. Si hemos llegado hasta aquí es gracias a la aportación de todos y cada uno de los trabajadores de El Terrat que le dan el carácter único que tiene. Artistas, técnicos, productores, administrativos… Todos, sin distinción alguna. Sería un cretino si pensara que debo o debemos cambiar. El Terrat no puede cambiar, porque deja de serlo y desaparece el sueño. Es imposible alterar los lazos de amistad (más bien hermandad) y complicidad que nos unen. Todos los socios, por separado, podrían tener una empresa. Pero juntos, conforman una acumulación de talento y una suma de posibilidades alucinante. Y lo que es más importante: juntos nos reímos y nos queremos. Solos nos aburrimos.
Así que ahora, sabiendo que la prosperidad es muy parecida a la felicidad, empieza el enésimo futuro. Con la misma ilusión que siempre o quizás un poco más. Nosotros ya tenemos el premio diario de la risa. Es nuestro verdadero motor y lo que justifica todos nuestros esfuerzos. Ya nos ganamos muy bien la vida. Pero ahora, vamos a seguir creciendo, pensado locuras y lo que es mejor, haciéndolas sin tener que visitar a los bancos y a los notarios que son profesiones muy respetables, pero que me ponen muy nervioso. Humor, humor y más humor. Es lo que se nos da mejor y así seguiremos hasta que el cuerpo y la cabeza aguanten.
Pongan la tele, vayan al teatro o naveguen por internet: estamos ahí. Gracias a todos los que se han sentido felices estos días con la noticia. Son nuestros amigos y viven con nosotros la alegría de la prosperidad.