Con la función del domingo en el auditorio del Fòrum para 3.000 personas, acaba la gira del Terrat Pack por España y se apagan los focos (de momento). Estoy demasiado emocionado y demasiado cansado para ser objetivo, pero tampoco pretendo serlo. Ha sido brutal. Puedo asegurar que nos hemos dejado el alma para que todo quedara bien en nuestra ciudad. Notábamos los nervios de un estreno y, de alguna manera, lo era. Nos presentábamos en casa después de muchos kilómetros y muchas plazas. Solo hemos recogido cariño y más cariño. También ha servido para unirnos y conocernos más, esos cuatro tíos con americana y sudorosos que a lo mejor usted ha visto en alguna actuación. Si me fijo en mis compañeros, puedo decir que soy un tipo con suerte. Évole, Corbacho y Berto son unos cracks y todavía me emociona verlos salir a escena defendiendo los colores de El Terrat que no deja de ser una especie de club de fútbol de humoristas. Y de buenas personas que pretendemos hacer reír. ¿Hay algún trabajo mejor?
Mi agradecimiento, por supuesto, para todos los implicados de alguna manera en la gira. Son muchos y nos lo han puesto muy fácil. Y a «White Label», aunque solo lo cobre Berto. Ahora, unas vacaciones y a pensar en el futuro. Ha nacido una nueva criatura en la productora. Se llama Terrat Pack y habrá que alimentarla y verla crecer que los niños de ahora ya no son como los de antes. Fin.