Lo (im)posible

Martes, 30 de junio de 2015

El bañador que lució el protagonista de «Lo imposible» (J.A. Bayona) «preside» las nuevas instalaciones de El Terrat en el Born de Barcelona. Y no es por casualidad. Lo adquirí en la subasta benéfica de Radio Barcelona «Cap nen sense joguina» y significa muchas cosas. La más importante: somos capaces de hacer mucho más de lo que nos creemos a pesar de todo. En los últimos años, la realidad se ha empeñado en complicar y embarrar las cosas. El mundo ha cambiado y todavía no sabemos si a peor. Pero a pesar de los apocalípticos, resulta gratificante comprobar que el motor de la ilusión, la pasión por nuestro oficio, sigue intacto. Y esos gracias a la gente, a la buena gente que es mayoría. Por suerte.

El bañador es una metáfora. Se puede, se debe seguir adelante. Hay que hacerlo. Y a poder ser, debemos continuar con el viaje un poco más sabios, más personas, más gamberros, más todo. Y ahí estamos: con el motor siempre en marcha.

Lo imposible

El agradecimiento

Lunes, 18 de mayo de 2015

Nada comparable a la suave caricia del agradecimiento. El sincero. Tenemos nuevas oficinas de El Terrat en el Born de Barcelona. Un lugar fantástico, luminoso, que respira y nos hace respirar. Hay un pequeño comercio al lado llamado «El traster», en la plaza Sant Agustí Vell. Al pasar por delante me llama el propietario: «Mira, te hemos hecho esta camiseta. Por todos las buenos ratos». Él no lo sabe pero me acaba de dar un premio. No es un acto oficial, ni sale en prensa, ni lo pondré en el curriculum pero es un premio. El del agradecimiento. Un gesto que justifica tantos esfuerzos y te recuerda quién eres. Trabajamos para la gente y cuando esta te lo agradece se cierra el círculo y se te ensancha el corazón.

El Traster
El Traster

A veces veo arte

Lunes, 11 de mayo de 2015

Lo veo por todas partes, en el lugar más inesperado. Supongo que es algo obsesivo, una especie de fijación. Me gusta el arte casual, el accidental, el fortuito. Descubrí una tabla de planchar abandonada en un contenedor. Eso ya «era» una foto para Captura. Pero luego me acerqué a la propia tabla, enmarqué la lona quemada por el uso (y el abuso) y allí «había» otra pieza. Pareja de ases. Una buena tarde. Me fui y allí lo dejé todo. Ingnorando el incalculable valor de todo aquel arte. No crean que no lo pensé pero luego me imaginé llegando a casa con todo aquello e intentando dar explicaciones. Así que lo descarté y pensé que sería mejor que quedara entre ustedes que leen esto y un servidor. Sigo buscando.

A veces veo arte

A veces veo arte

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