La genialidad de Quim Monzó, está fuera de toda duda. Y, como tal, siempre puede sorprenderte. Cuando me dijeron que era un fan de Rodolfo, me alegré un montón. Me alegré ante la posibilidad de volver a contactar con él y disfrutar de su ironía, de la verdad que lanza a borbotones, de ese surrealismo cultivado, de esa seriedad contracultural y, en definitiva, del gamberro que vive en su interior. Cuando vino el martes al programa, me recordó al Monzó de su época gloriosa en Tv3, allá por el año 93. Ha llovido (poco) desde entonces, pero Monzó sigue tan libre e inclasificable como siempre. O más. Encima escribe como pocos y opina cada día en La Vanguardia. Un verdadero lujo para la «apalacanada» Catalunya. Fue un placer reencontrarme con él.
El genio de Monzó
Jueves, 3 de abril de 2008