Cuando no te tomas en serio la cultura, o la ves como una amenaza, o sencillamente no te interesa que la gente sea más culta, más lista, más crítica y abandone el aborregamiento, puedes tomar medidas como las del aumento del IVA. El aumento sin precedentes es una estocada en toda regla al mundo del espectáculo. El cine español, tocado desde hace tiempo, quizás no se recupere. El teatro, un nido de entusiastas, sufridores y apasionados del oficio, está que alucina. «¿Cómo vamos a subir las entradas en la situación actual?», se repiten como un mantra todos los afectados. ¿Qué pasará? Que no se podrán subir y, como ya sugirió un lumbreras del Gobierno, habrá que asumir y absorber la subida, ganar menos y, en muchos casos, abortar infinidad de proyectos y de producciones.
Si a eso le sumas que hay un montón de ayuntamientos que no pagan, ya tienes otro sector canino y con los pelos de punta. Un sector que será un reflejo de la sociedad: no habrá clase media. Solo quedarán megaproducciones. La infantería de la cultura (actores, técnicos, productores, managers, pintores, escritores de ventas modestas, artistas noveles…) todos a sufrir. No vale la excusa de que «en tiempos de crisis, antes un hospital que una exposición». Eso es demagógico e interesado. No hay que llegar ahí, porque es evidente y palmario. El cortoplacismo nos impide proyectarnos unos cuantos años más adelante. Habremos superado la crisis (estafa) sí, pero seremos unos tontos a las tres. Y todos nos tememos que al Gobierno eso no le molesta.
«El Berenjenal» en Interviú.