Dedicado a todos los cazadores (de elefantes)
Nacimiento de un elefante
2012
Si hacemos caso de todas las previsiones, este podría ser el aspecto del año 2012. Un año ideal para los agoreros y los pesimistas que «empeoran» la previsión de los Mayas, marcada para final de año. Dicen los negativos que lo realmente chungo vamos a vivirlo el primer semestre. No paran de repetirlo, como si de un parte meteorológico se tratara. Parece que te avisan mucho para metértela doblada y luego no puedas decir que no te han alertado. Todo muy perverso.
Así que el 2012 sería como un camino mal iluminado donde no se ve el final. Pero… ¿vamos a empezarlo con los ánimos por el suelo? ¿Vamos a creernos que somos incapaces de revertir la tendencia? Si la economía (y sus consecuencias) es un estado de ánimo, por nosotros que no quede. Tenemos ideas, tenemos ganas, exigimos responsabilidades a los que tienen que arreglar las cosas y, nosotros, a lo nuestro. Como siempre, vamos.
España
En estos momentos. (Una obra de URI)
Steve Jobs
Llego a San Francisco y leo que Steve Jobs ha muerto. Maldita coincidencia. Aquí, en la ciudad de la tecnología, de la innovación, de las comunicaciones del siglo XXI ya se echa de menos al genio. Aquí y en todas partes porque su influencia era global.
Se ha ido el hombre que hizo atractivo algo tan frío como un ordenador, algo tan mecánico como un reproductor de música o algo tan estúpido (hasta el iPhone) como un simple teléfono.
Es recomendable revisar sus conferencias, sus textos, cómo animaba a todo el mundo con ideas y luchar por ellas, a pesar de los agoreros y los cortos de miras.
Un genio es alguien perseverante en su ilusión y en su pasión. Ojalá hayamos aprendido algo.
Dejar la política
Los políticos siempre están en campaña, pero ahora más si cabe. Ya hace semanas que calientan motores. Motores ya de por sí recalentados que mueven a duras penas la vida política española, como un coche viejo camino del desguace. Ahora ya sabemos quien acompaña a Rajoy (el favorito que no se moja) y a Rubalcaba (preparado para el salto mortal sin red de un triunfo muy difícil). Suenan nombres y más nombres. Algunos conocidos y otros no. Algunos con causas pendientes con la justicia o pasados oscuros. Gente escogida por los propios partidos. Siempre fue así pero, ahora que el descontento y la sospecha entre la población es alarmante, esas personas nos parecen a menudo ajenas o interesadas.
No es justo generalizar, pero tampoco es justo que la crisis haya generalizado los daños y todo, todo, todo el mundo ande acojonado sin saber qué ha hecho mal, para estar tan mal. Vamos, que la política no pasa un buen momento, por no decir que pasa el peor desde la instauración de la democracia. Estamos en manos del dinero (o la falta de él) y poco esperamos de esos gestores que nos han traído hasta aquí. ¿Nos sacarán?
Así las cosas, me dio por pensar en los que no van a seguir. Por decisión del partido o por decisión propia. La segunda vía es la más interesante. Personas, como Angel Gabilondo, que han rechazado seguir en la vida política. El todavía ministro estuvo en nuestro programa y fue un buen invitado. Con la que está cayendo, arrancó unos cuantos aplausos a base de sentido común, naturalidad, modestia y una mezcla de realismo y optimismo. Parece un hombre listo y dialogante que ya no se ve en el panorama enfurecido, cortoplacista y partidista en el que se ha convertido la política en España. Sin líderes con carisma y capacidad de comunicación. Sin hombres o mujeres a la altura de las terribles circunstancias actuales. Gabilondo lo sabe y quizás vuelva a la universidad, donde todavía se albergan los sueños de formar a mejores y más preparados ciudadanos del futuro.