Nada pasa por alto a los seguidores del programa. Cuando digo nada, quiero decir nada. El otro día «Galimatiax» colgó en Twitter un momento en el que se aprecia como se me desabrochó un botón de la camisa, dejando al descubierto mi lozana barriga. Yo también me di cuenta a través del monitor. Pensé: «no lo notarán».
Un botón
Pocoandreu
Un seguidor dice que no ha podido evitar «pocoyohizarme» o algo así. Muchas gracias. Por cierto que mantengo contacto con el Pocoyó original y muy pronto sabréis por qué. Hasta aquí puedo escribir/leer.
Ya tenemos juguetito
Se presentó el iPad. Todos como locos y eso que todavía no lo venden. Peaso marqueting los de Apple. Eso sí: teníamos que hablar de ello en el programa.
45 tacos
Ha sido cumplir años y ponerme enfermo. ¿Casualidad? ¿Azar? ¿Una señal? No sé. Menos mal que tengo un equipazo que sale al aire como si nada. Gracias.
Pero mi agradecimiento de hoy es todavía más profundo. Con motivo del aniversario he vuelto a comprobar el cariño de la gente. Hablo de la gente de verdad, la que nos sigue a pesar de los horarios. Porque hay algo especial que nos une: muchos años, muchas risas, más de veinte años juntos, que se dice pronto. Ese cariño está siempre en el aire, nos empuja y nos protege, pero a veces notas un poco más el suave pellizco de la complicidad. Si hay otro Buenafuente por ahí, en el espacio, le deseo todo lo que me sucede a mi en este planeta.
El dibujo es de nuestro último descubrimiento: Herikberto.
Mi padrino
Mi padrino televisivo se llama Antonio Gala. Nunca falla. Vino el primer día de nuestra pequeña/mediana historia como programa y siempre está a punto para cualquier celebración. La última fue el pasado lunes con motivo de los cinco años en antena. «He venido por amor», me dijo. Y yo lo valoro enormemente. Porque en esta época de prisas, superficialidades y tele fast food, tiene mucha importancia haber hecho un amigo. Y un amigo como Gala, ojo. Descarado, ingenioso, rápido, culto, listo… Lo tiene todo.
«Que fino es Gala», me decía un espectador al día siguiente. Fino por mordaz, incisivo y atrevido. Un hombre que lo tiene todo, pero se permite la licencia de ir a «jugar» a la tele. Mi agradecimiento eterno. Y, por supuesto, también a todos los seguidores que nos mantienen en pie.
En esto de la tele (parece una perogrullada) si no te ven no eres nadie.