Verano infernal

Viernes, 19 de julio de 2013

La semana pasada, el verano nos enseñó su peor cara. Era como si el infierno se hubiera dejado las puertas abiertas y un calor abrasador, insolente y autoritario lo envolviera todo. Más que calor, era un horno abierto. El aire quemaba y las nubes pesaban muchas toneladas, hasta que explotaban porque no podían más y, en un intento de apagar el incendio, descargaban lluvias alocadas y peligrosas. Todo muy extremo. Quizás fuera por eso (el calor no es bueno para nuestros maltrechos cerebros) que me pareció ver a Bárcenas como el señor de las tinieblas. El puto amo, el cancerbero del averno. Lo imagino sonriente, sentado sobre cientos de papeles de contabilidad a modo de trono y, desde esa posición de oscuro privilegio carcelario, tramando su plan de venganza contra sus excompañeros de partido. Todos esos políticos que supuestamente cobraban en B y que ahora se han puesto de acuerdo en negarlo tres veces antes de que cante el gallo. Y Pedro Jota, como un Tintín mesetario, viajando a ese infierno para desenmascarar a los malos, llevándose originales en su zurrón y poniéndolos a disposición del juez. Un juez que va loco, claro, y que tiene que volver a empezar.

En general, todo parece una serie de intriga política. Un «House of cards» de lastimosa pacotilla y nefastas consecuencias para todos. Porque esto es verdad y erosiona (más si cabe) la confianza de los ciudadanía en sus representantes. El calor arreciaba, pero Mariano no sudaba. ¿Lo ha hecho alguna vez? Incluso salió una heroína, Esperanza Aguirre. La mujer que siempre vuelve cuando menos te lo esperas. Esperanza alzó la voz e hizo un discurso de esos de película al que solo le falta música de fondo. Muy poco creíble, la verdad.
Así acabó el primer capítulo de la temporada, pero me temo que habrá más. Hay uno titulado Dimisiones, sobre el que los guionistas no se ponen de acuerdo y no se sabe si se va a rodar. En España no dimite nadie, sería inédito. Pero%u2026 alguna vez tiene que ser la primera, ¿no? Seguiremos atentos a Verano Infernal, la serie. (B) Verano Infernal, con una B entre paréntesis, quizás sería más irónicamente correcto.

«El Berenjenal» en Interviú.

Documentalismo veraniego

Martes, 30 de octubre de 2012

Primera y más importante regla de oro de un turista: un lugar no retratado es un lugar no visitado. Segunda regla: si tú no sales en la foto, estamos igual. Por eso, los visitantes se dedican a coleccionar paisajes. Antes nos enseñaban los álbumes o nos «pasaban» las diapositivas. A veces era un suplicio. Ahora, con un simple desplazamiento del dedo sobre la pantalla del teléfono, vas cambiando la imagen, saltando de escenario en escenario, viajas por todo el mundo en medio minuto. Estas dos chicas son italianas. Resulta muy extraño porque en Formentera casi no se ven italianos (modo ironía extrema). Pese a ser un acantilado y asarnos de calor, iban vestidas como para salir de fiesta. Algo muy italiano también.

«Fotodiario» en El Periódico

Documentalismo veraniego

El niño que vino del espacio (en verano)

Martes, 23 de octubre de 2012

Era verano y hacía mucho calor. Demasiado. «Una ola de calor» la llamaron. Eso trajo extrañas consecuencias entre la población. La gente estaba más nerviosa (si cabe) de lo normal. Nerviosa, confusa, empanada… Era imposible mantener una conversación coherente que durara más de dos minutos. Había mucho sopor en el ambiente. Y alucinaciones. Por eso no es de extrañar que todos los allí presentes viéramos lo mismo: un visitante de otro planeta recién aterrizado, con su casco y todo. Vestía una túnica azul y no hablaba. Solo parecía pensar. Le admiramos en silencio y sudando, hasta que una voz de mujer desde la cocina gritó: «¿Quieres hacer el favor de traer la ensaladera?». Ahí acabó el extraño suceso.

«Fotodiario» en El Periódico

Niño del espacio

Será el calor…

Jueves, 6 de septiembre de 2012

Va a ser eso: el calor. Las temperaturas extremas a las que nos ha sometido el verano tienen que ser la explicación a una serie de cosas que me ha parecido escuchar, ver o leer en los medios. Mi cerebro (ya de por sí un poco deteriorado, no nos engañemos) ha alcanzado temperaturas cercanas al punto de ebullición con lo que, claro, estoy «distorsionado» o hervido o frito o todo a la vez.

He escuchado a la ministra portavoz del Gobierno decir que el aumento de los nacionalismos locales en España perjudica nuestra imagen en el exterior y nos aleja de los inversores. Claro, claro… va a ser eso.
He leído que los alemanes del Bayern han pagado cuarenta millones de euros por un jugador de fútbol. Y mientras tanto, la Merkel se hace la rancia con nosotros y no nos perdona ni la calderilla.
He visto a Rajoy con Hollande (¿aceite y vinagre?) asegurando que en el 2013 no subirá ni el IVA ni el IRPF. ¡Y lo ha dicho sin que se le escapara la risa, eh!
Y lo más importante: parece que estudiarán restaurar el Ecce Homo de Cecilia en Borja… Conservando el original y el restaurado. ¡Los dos! ¿Pero cómo van a hacer eso? ¿Va a ser como quitar el papel de una magdalena o qué? Buf. ¡Qué sofoco! Y va el Rey y le pega la bronca a su chófer. Normal.%u2028Eso es el calor…

«El Berenjenal» en Interviú.

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