No utilizarás el concepto «nazi» en vano

Viernes, 21 de diciembre de 2012

Este debería ser un mandamiento grabado a fuego en todas nuestras mentes e incluso me atrevería a decir que también en nuestras almas. El horror nazi es lo peor que ha perpetrado la condición humana. Una pesadilla sin parangón que arrastraremos en nuestra conciencia hasta el fin de los tiempos porque, como ya se ha dicho hasta la saciedad, no hay que olvidarlo ni un día para que no vuelva a repetirse. Por eso, me producen asco e irritación todos aquellos que utilizan el concepto nazi para aplicarlo a la situación actual. Eso es de una ligereza ofensiva, de una temeridad irresponsable que debería hacerles caer la cara de vergüenza.

Cuando el ex alcalde de La Coruña y ex embajador Paco Vázquez comparó a los niños que hablan castellano en Cataluña con los judíos perseguidos por los asesinos nazis, pensé que no nos merecemos esa maléfica equiparación. El mero hecho de plantearla debería ser un delito. Esa sí es una ley que podría aplicarse, en lugar de marear y recular con la legislación vigente, según planea Gallardón. Son muchos los que se llevan el nazismo a la boca sin pensarlo dos veces. Diarios (eso dicen ellos) incluidos. Por ahí, no. Por ahí sí que no. Debatamos hasta hartarnos. Discutamos encarnizadamente. Discrepemos hasta el divorcio si hace falta. Pero, por favor, dejemos las puertas del infierno nazi bien cerradas. Por respeto a la memoria de los que murieron. Hasta seis millones. ¿No es mucho pedir, no?

«El Berenjenal» en Interviú.

El dia després

Lunes, 26 de noviembre de 2012

Primer consell per analitzar les eleccions: fes cas, només, del que et diu el teu sentit comú i la teva capacitat d'observació. No consultar els diaris editats a Madrid. Avui estan explicant les eleccions com si fos una novel·la d'intrigues o una cosa pitjor. Si de cas, fer un cop d'ull a la premsa internacional.

A mi em sembla que ha passat el que havia de passar. Artur Mas va fer bé convocant eleccions després del 11 de setembre. Molts hi veien una calculada estratègia per eternitzar-se en el poder, reforçar i aprofitar el messianisme del líder o tapar les retallades. Jo, el que vaig veure era una obligació per un home amb dos dits de front. Al carrer (un milió i mig de persones) demanaven el dret a decidir, sense consignes de partits. El carrer, la gent, molta gent. Quanta? Calia saber-ho perquè és tan important que no servia seguir governant sense fer res, en mig d'una depressió social, un descontent creixent i un divorci més que evident entre Catalunya i la resta d'Espanya. I es van convocar eleccions que van sentar com un «tiru» a tots als que els provoquen urticària els canvis. I, avui, ja en sabem una mica més. Sabem que els electors (que han votat com mai, per cert) no volen posar tots els ous al mateix cistell. Han repartit l'afany sobiranista entre diversos partits, han castigat una mica al PSC i han acreditat a Ciutadans. El PP juga a una altra lliga. Jo no trobo tant malament que CiU hagi perdut força. És una metàfora de la complexitat que comporten aquests afanys. Obliga a pactar a negociar, a revisar les polítiques socials i aquí és on es veurà la talla d'Esquerra i d'Iniciativa per acompanyar a Artur Mas en aquest viatge, sense renunciar als retocs que caldria fer en l'acció de govern. Així ho han dit en la campanya i això hauria de ser sagrat. Si no ho fessin, les eleccions haurien estat una pèrdua de temps i d'il·lusió.

Deixem que els polítics, opinadors, «gurús» i tots plegats passin la ressaca i quedem a l'espera del que importa de veritat: governar i administrar el país en un dels moments més fotuts de la història recent. Políticament i emocionalment. Aconseguirà Catalunya tirar endavant els seus somnis sense doblegar-se al neoliberalisme sever? Jo crec que sí, però només m'ho diu el sentit comú. Veurem.

Eleccions 2012

EL DÍA DESPUÉS
Primer consejo para analizar las elecciones: haz caso, solo, de lo que dice tu sentido común y de tu capacidad de observación. No consultar los periódicos editados en Madrid. Hoy se están explicando las elecciones como si fuera una novela de intrigas o algo peor. Si eso, echadle un vistazo a la prensa internacional.

A mi me parece que ha pasado lo que tenía que pasar. Artur Mas hizo bien en convocar unas elecciones después del 11 de Septiembre. Muchos veían una calculada estrategia para eternizarse en el poder, reforzar y aprovechar el mesianismo del líder o para tapar los recortes. Yo, lo que vi fue una obligación para un hombre con dos dedos de frente. En la calle (un millón y medio de personas) pedían el derecho a decidir, sin consignas ni partidos. La calle, la gente, mucha gente. ¿Cuánta? Hacia falta saberlo porque es tan importante que no servía seguir gobernando sin hacer nada, en medio de una depresión social, un descontento creciente y un divorcio más que evidente entre Cataluña y el resto de España. Y se convocaron elecciones que sentaron como un tiro a todos a los que los cambios les provocan urticaria. Y hoy, ya sabemos algo más. Sabemos que los electores (que por cierto, han votado como nunca) no quieren poner todos los huevos en el mismo cesto. Han repartido el afán soberanista entre distintos partidos, han castigado un poco al PSC y han acreditado a Ciutadans. El PP juega otra liga. Yo no encuentro tan mal que CiU haya perdido fuerza. Es una metáfora de la complejidad que conllevan estos anhelos. Obliga a pactar, a negociar, a revisar las políticas sociales y aquí es donde se verá la talla de Esquerra i de Inciativa para acompañar a Mas en este viaje, sin renunciar a los retoques que habrían que hacer en la acción de gobierno. Así lo han dicho en campaña y esto tendría que ser sagrado. Si no lo hiciesen, las elecciones habrían sido una pérdida de tiempo y de ilusión.

Dejemos que los políticos, opinadores, «gurús» y todos juntos pasen la resaca y quedamos a la espera de lo que importa de verdad: gobernar y administrar el país en uno de los momentos más jodidos de la historia reciente. Políticamente y emocionalmente. ¿Conseguirá Cataluña tirar hacia delante sus sueños sin doblarse al neoliberalismo severo? Yo creo que sí, pero solo me lo dice el sentido común. Veremos.

Elecciones catalanas

Martes, 20 de noviembre de 2012

No sé si los políticos catalanes son conscientes del enorme capital emocional e histórico que los ciudadanos han puesto esta vez en sus manos. Supongo que sí y estaría bien que así fuera, porque tiene pinta de ser la última vez. El millón y medio de personas que salieron a la calle el pasado 11 de septiembre no dejaba lugar a dudas. Salió la gente, sin partidos, y ahora son estos los que deben estructurar, debatir, negociar y vehicular todas las aspiraciones. Ellos y solo ellos. Los que escogerá la gente que va a ir a votar.

En Cataluña no se vota a José Bono, por ejemplo, así que sus opiniones (temerarias, inapropiadas y basadas en el desconocimiento, aunque le pese) son mero folclore, ruido de fondo que no aporta nada. Quizá solo un poco de confusión, por lo que: muchas gracias, señor Bono. (Modo irónico). Todos los Bonos de España deberían ser conscientes de que el tablero, esta vez, es Cataluña. Y que aquí no somos ni tontos, ni suicidas, ni monstruos de otro planeta. Y en ese tablero juegan todos los partidos y a todos hay que respetarlos. ¡Faltaría más! Desde el mesiánico Artur Mas con los brazos extendidos, hasta el partido más pequeño y radical. Ahí está Pere Navarro, del PSC, en ese plano tan cerrado mirando a cámara. Quizá no abran más el objetivo porque entonces se vería que el partido está patas arriba. O Alicia, la popular, tratando de encaramarse a la segunda posición en el Parlamento, repitiendo esa confusa doctrina rajoísta. O Esquerra con su «somos nosotros los que empezamos a hablar de independencia»…

La democracia era esto, ¿no? ¡Que hablen, hombre! Yo quiero una Cataluña donde todo el mundo pueda expresar lo que sienta, donde yo pueda hacer comedia de ello. Y todo sin ningún miedo, y después… habrá que actuar en consecuencia. Repito: la gente no es tonta y sabrá escoger lo que mejor nos convenga en este momento. Ahora que parece que el destino lo dictan Merkel, China u Obama, hay una pequeña aldea gala que quiere decidir su futuro. ¿Dónde está el problema? Los problemas, como dicen los libros de autoayuda, son en realidad oportunidades.

«El Berenjenal» en Interviú.

Habas cocidas

Jueves, 15 de noviembre de 2012

«En todas partes cuecen habas». No sé (como tantas cosas) quién inventó este dicho popular. Pero me ha venido a la cabeza tras un viaje a Argentina que me ha permitido tomar un rápido contacto con el país. Otra vez, múltiples versiones de la realidad. Para algunos, Cristina quiere perpetuarse en el poder y está consiguiendo que Argentina «sea otra Venezuela». Son los que critican su populismo, su gestión personalista, sus comparecencias que buscan más el espectáculo y el impacto entre unos ciudadanos dependientes de las ayudas estatales, que la excelencia en una gestión política moderna, justa y bien conectada con el mundo exterior. Para otros, en cambio, Cristina es la nueva Evita. La madre «salvadora».

¿A quién te crees? No lo sé. Yo solo era un viajero de paso. Me monté en un avión y leí que Obama ganaba por la mínima en los Estados Unidos. Hay dos Estados Unidos. Como hay dos Españas (esto no es nuevo) y hay un montón de Cataluñas. En este último caso, veremos cómo se estructuran en una campaña electoral histórica. Porque aquí se cocerán un montón de habas sobre un fuego común: la voluntad de la mayoría de los catalanes de decidir su futuro sin ser considerados los más malos del planeta. Así las cosas, sobran habas y faltan buenos cocineros.

«El Berenjenal» en Interviú.

Divorciarse

Miércoles, 26 de septiembre de 2012

Lo que Cataluña plantea a España es un divorcio, y veremos si puede ser amistoso. La manifestación o concentración del pasado 11 de septiembre en Barcelona fue un tsunami ciudadano sin precedentes. La gente arrinconó a la políticos, los dejó en la cuneta, les puso una silla y les dijo: «Sentaos y mirad. Esto es lo que pensamos». Si lo quieres ver, lo ves y si no, haces como el avestruz que, ante el peligro, mete su cabeza bajo tierra: «No lo quiero ver, no existe».

Ningún divorcio es fácil. Leo que, con motivo de la crisis, han disminuido un 24% y que los abogados se las ven y se las desean para rebajar las pensiones. No hay amor, ni hay dinero. Ese dinero (o mejor dicho, la ausencia de él) que tiñe y teñirá todo este proceso. Como aseguran muchos expertos, han sido la crisis y sus asfixiantes medidas gubernamentales las que han multiplicado las ansias independentistas en Cataluña. Por lo tanto, estamos ante un cóctel inédito e inquietante donde se mezclan sentimientos y economía. Un cóctel que se agita, declaración a declaración, desvarío a desvarío.

Desde mi infinita modestia, propongo algo que no se cumplirá: que hablen solo los que saben de lo que hablan. Parece una nimiedad, ¿no? Y mucho más aquí, donde opinar es gratis y ofender, un mérito. Se necesitan personas responsables y tolerantes para llevar el timón de uno de los episodios más trascendentes de la historia reciente. Voy a comprar palomitas, que ya ha empezado la peli.

«El Berenjenal» en Interviú.

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