El aceite

Domingo, 18 de enero de 2009

Tú puedes estar en el mejor restaurante del mundo que, si te sacan un plato con aceite y un buen pan, se te va la mano y no puedes dejar de probarlo. Es así. El aceite es la sangre que corre por las venas de nuestra cultura gastronómica. ¡Toma frase!

Recuerdo la otra noche, cuando vino Sara Montiel, y contó que le hacía huevos fritos con aceite a Marlon Brando en Hollywood. «Allí los fríen con mantequilla», dijo con una mueca de asco.
El aceite
Yo tengo la suerte de poder «coleccionar» aceite. Me lo traen muy a menudo los espectadores. Tengo oro líquido de todos los rincones de España. Un verdadero lujo. Incluso suelo regalarlo. Me lo traen de mi comarca, el Baix Camp en botellas de cinco litros. De un verde dorado que levantaría al Imperio Romano de sus tumbas.

Bueno, paro que me emociono. Viene mi cumpleaños y ya he dado una pista para los regalos.

Amabilidad

Viernes, 3 de octubre de 2008

Amabilidad

La amabilidad es un bien preciado y no todos lo poseen. Cuando, en un restaurante, te sirven el postre como me pasó a mí y lees «Hola», sonríes porque alguien ha sido amable contigo. Y mira que es fácil y barato. Los pequeños gestos que provocan un pellizco de felicidad, son los mejores. Nos ayudan (más de lo que creemos) a soportar el día a día. Los míos están llenos de gestos así. Muchos espectadores traen regalos y no sé cómo agradecerlos, porque más que el regalo en sí, lo que se valora es el gesto.

Como los amigos que vinieron el otro día desde Valladolid y me trajeron una réplica del ayuntamiento en miniatura. O la chica que me regaló uno de esos lápices de astronauta con los que puedes escribir boca arriba, voy a acabar fatal de las cervicales. O las camisetas, los libros dedicados, las maquetas de futuros discos, cargadas de ilusión. ¿Cómo devolver todo eso? Lo primero, consignándolo como hago ahora. Me llega todo, lo valoro todo. Lo último: un juego de vasos del mundial 82, con su naranjito. ¡Me quedé sin palabras!

Cuando regalas entregas cariño. Ya lo decía el gran Álex Rovira: «es mejor regalar que recibir». Estoy de acuerdo. Hoy actuamos en Santander y estoy convencido de que volveremos a recoger toneladas de cariño. Para eso hemos inventado el Terrat Pack: para «sentir» que el humor une y dulcifica y crea una harmonía como pocas cosas en la vida. ¿Quieren que les traiga anchoas?

Euskopaella

Jueves, 3 de abril de 2008

Mi amigo Adolfo (el del delantal), organizó hace tiempo una paella valenciana en Bilbao. En realidad, la cocinaron los técnicos que trabajan con Tricicle (desparramados en la foto) y no recuerdo un placer semejante. ¡Qué peaso paella!
Adolfo y Tricicle
Adolfo me informó que mi nombre en euskera es Ander Iturrondo. No suena mal. También me adjunta una versión vasca del chiki-chiki. La canción de marras, une pueblos y acerca identidades. No, si al final va a ser bueno para eso que llamamos España. Gracias, gràcies, eskerrik asko.

A veces

Jueves, 6 de marzo de 2008

Tengo la sensación que como conmigo mismo. Conmigo, pero envejecido. Resulta un poco extraño. Me veo como un maestro de Kung-fú que me mira entornando los ojos, como diciendo: «Andreu, andreu. Que nos hacemos mayores chato!!!».
Maestro de kung-fú
Quiero aclarar que solo bebo un vaso de vino y que la comida está en buen estado.

4 días de noviembre

Lunes, 19 de noviembre de 2007

La vida pega acelerones. Se encabrita como una moto trucada y todo empieza a ser, mucho más interesante. En los últimos cuatro días he vivido más que en todo un año.

El jueves, la entrevista con Zapatero. El viernes, la presentación de la nueva entrega solidaria de Kukuxumusu y El Terrat el sábado, un aterrizaje sabroso y humano en el paraíso donde vive Karlos Arguiñano, que se llama Zarautz. Hoy, cuando escribo esto en mi casa de Barcelona, no sé si lo he soñado o realmente me lo he buscado yo solo. Está claro que es lo segundo y, una vez más, me siento un privilegiado.

Entrevista con Zapatero

Lo de La Moncloa fue un subidón para el programa, para la cadena y para mí mismo. Algo así como un premio a tantas y tantas noches de esfuerzo y risa. No soy yo el que deba valorar la entrevista en sí misma. Ni tampoco creo que se tercie un análisis exhaustivo. Yo, personalmente, me quedo con el momento de charla tranquila y sosegada que se generó. Con el paso adelante de un presidente que, sin condiciones ni supervisiones, abrió las puertas del mayor centro de poder del país a un programa de humor. Ni yo soy Larry King, ni aquel era el día para ganar un Pullitzer. Así me lo planteé. Con mis nervios y temores, claro. Dejándome caer en los brazos de la responsabilidad, la improvisación y el buen rollo. Así es como soy. Para lo bueno y para lo malo.

Zapatero me pareció un hombre que ama su oficio. Que es plenamente consciente del cargo que ocupa y que disfruta explicando el engranaje de la democracia. Creo que es más feliz trabajando para España que peleándose por ella. Sabe lo complejos que somos todos los depositados en este territorio y está por guardar la tranquilidad para pensar en lugar de chillar. Para arrimar hombros en lugar de lanzar dardos. No personaliza el poder. Siempre habla del «gobierno». De un plural que vive en su cabeza. No entró en valoraciones políticas, pero los que le atacan por falta de personalidad, están errando la estrategia.
Como ya vieron, me nombró vicepresidente in pectore. Lo primero que voy a hacer es dimitir. Porque lo mío es la risa. ¿O se creará un ministerio de la risa? A lo mejor ya existe. ¿Transportes?

Kukuxufuente

«Kukuxeando»
El viernes, le dimos otro empujoncito a Cromosomos. Nuestras camisetas solidarias con Kukuxumusu. Visité sus oficinas en Pamplona. ¡Qué cara de buena gente tiene todo el mundo¡ En esta segunda entrega, vamos a dedicar todo lo que ganemos a la Fundación Gaztelan, que lucha por encontrar un trabajo a los más desprotegidos. Cada vez que contacto con organizaciones así, me reconcilio con la condición humana. A comprar camisetas como locos. ¡Es una orden!

Urmeneta me invitó a un chuletón que fue aplaudido al salir de la cocina. Y hablamos de nuestras cosas y comprobé la generosidad de los «kukuxus» que me hace considerarlos amigos de verdad. Mi alianza con Mikel, volverá a «explotar» muy pronto. Nos espera «Hell and heaven». Ya les contaré, ya. La vamos a seguir liando.

Con Karlos Arguiñano

«El maestro»
Y luego, a ver al maestro. Maestro de vivir, de hacer tele y de acoger. Karlos Arguiñano. El tipo más divertido de España que es mucho más que un cocinero. Nos invitó a la matanza de un cerdo en su caserío. «Se llama Buenafuente», anunció. Y se descojonó. Como solo él sabe hacerlo.
Con Arguiñano, estás agusto en cinco minutos. Te cuenta las cosas como si fuera la primera vez que las dice. No le importa quien eres, ni qué haces. Te da su risa, su sabiduría cotidiana y aplastante. Con esos sesenta años que son la envidia de los que todavía nos creemos jóvenes.

Así es que comimos y reímos y renové mi amor por Euzkadi. Posiblemente la tierra más bonita de España. Quise hacerme una foto, en la capilla sixtina de la cocina televisiva. Me puse el gorro y, de repente, me sentí feliz. A ver si es que tiene poderes. Gracias Karlos.

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