Casi todo el mundo duerme cuando nosotros, los del programa, volvemos a casa. Se apagan las luces pero el sonido y las risas siguen en nuestras cabezas. La adrenalina famosa, que nos mantiene despiertos, nos impide acostarnos. Hemos vuelto a las madrugadas y la pregunta «¿a qué hora consigues dormir?» se ha convertido en una competición para el equipo. Cuando la ciudad duerme, los cómicos saborean su trabajo, repasan sus fallos y esperan mejorar dentro de 22 horas. Así cada día.
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