Otra exhibición del equipo de arte de Late Motiv. Para la entrevista con Carmen Machi se pensó en recrear el set de ‘Criminal’ (Netflix) donde aparece la actriz. Si se puede pensar, ellos lo pueden hacer.
Trabajar allí «dentro» fue un gustazo.
Otra exhibición del equipo de arte de Late Motiv. Para la entrevista con Carmen Machi se pensó en recrear el set de ‘Criminal’ (Netflix) donde aparece la actriz. Si se puede pensar, ellos lo pueden hacer.
Trabajar allí «dentro» fue un gustazo.
Estas son casi todas las mujeres que trabajan en Late Motiv. El pasado jueves, como miles y miles, dieron un buen golpe en la mesa de una sociedad injusta y desequilibrada. Tomaron las calles y nuestra conciencia. No podemos hacer otra cosa que apartarnos, hacernos a un lado y dejar que el sentido común haga el resto. Por fin y de una vez por todas. Por todas y por todos. Por un mundo mejor. Bueno, nuestros gobernantes también podrían poner de su parte y hacer su trabajo. Deberían escuchar el clamor histórico y popular, vaciarlo de politiqueo y tomar decisiones ya. Ahora es el momento. Somos diferentes tras el 8M. Por fin.
El equipo de arte de «Late Motiv» se inventó un maravilloso decorado. Radio dentro de la tele. Un genial Raúl Pérez lo puso muy fácil y, claro, usamos nuestra complicidad y un buen guión para hacer nuestro particular homenaje a la radio que nos parió. Porque así fue y lo tengo presente cada día, cada noche. Ahí ando con Berto en el «Nadie», treinta años después. No quiero dejarla nunca. No puedo. Hermanarla con la tele fue algo mágico y lo volveremos a hacer. ¡¡¡Vaya juguete nos han regalado!!!
(Foto: Cristina Alvarez. Late Motiv)
Vinieron primero uno y después el otro. Alberto, de producción en ‘Late Motiv’ con una camiseta de la Nasa y una gorra con un burro. Bien. Luego Bob, el subdirector, con una camiseta larga y el símbolo del dólar. Pensé que todo respondía a un plan pero no.
Todo el mundo viste como le da la gana y yo, desde el sillón de mi camerino, asisto a ese abrir y cerrar de puerta como el que asiste a un desfile privado de moda. Moda urbana, casual, iconográfica o qué sé yo. Y yo con traje oscuro…
Se lo dije nada más verlo: «no sabe lo importante que es para nosotros, para todos, que haya aceptado venir». Y luego me vine a arriba: «usted es como el Papa de la televisión. Su presencia aquí nos bendice». No sé de dónde saque el símil religioso. Serían los nervios, seguro. Porque estábamos nerviosos y emocionados. Era una tarde-noche muy especial. Nuestro equipo de producción consiguió lo que parecía imposible: que Chicho Ibáñez volviera a la tele un rato.
Llegó una hora antes y aceptó esconderse para sorprender a J. Bayona. El director venía a presentar «Un monstruo viene a verme» y no tenía la menor idea de que él mismo iba a «gozar» de esa experiencia a través del propio titulo de la peli. De repente, Bayona se convirtió en niño y el monstruo —sabio, enorme— era Chicho.
Cuando entró en el plató todo cambió y eso solo lo consiguen las leyendas. Nuestra emoción, la sensación de que aquello era único, era el reflejo emocional de toda una generación (o varias) que quería agradecer a Chicho su inmenso legado. Y así lo hicimos. Nos adaptamos a su tempo, congelamos las prisas, abrimos las orejas y gozamos de su presencia. A pesar de sus limitaciones, Chicho conserva la ironía, la rabia y las ganas. Confesó que le quedan muchas cosas por hacer y que gozó de su época a pesar de la responsabilidad de reinventarse cada semana.
Todos somos hijos de Chicho. Los del cine de misterio y los de la tele. Espero que pudiéramos comunicarle eso, que se sintiera a gusto. Me confesó su hijo, mediador y conseguidor de la visita, que se quedó con ganas. Pues oye, a por otra. Un especial si hace falta. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para conseguir que la «bendición» no cese. Fue una de las noches más bonitas que he vivido en televisión.