Mel o «perromel» ya ha sido inmortalizado. La prestigiosa pintora Marta Bercebal ha logrado captar en este lienzo la mirada como de «pena sin motivos» de nuestro querido Mel. Impresionante. Si el perro se pone delante del cuadro, lo veo doble.

Para los humanos, lo de «meterse en charcos» viene a ser algo parecido a meterse en líos, donde no te llaman, en problemas…

Para algunos perros, es todo lo contrario. Ahí está Mel más feliz que todas las cosas, a pesar de ese semblante apesadumbrado que le viene de serie. Cuando está contento y ve un charco, es automático. Se baña en él con toda libertad sin importarle nada, ni nadie.

Dicen que es un vestigio de la especie. Que lo hacen para camuflarse y poder cazar. Pero Mel, lo máximo que ha cazado es una mariposa despistada y alguna mosca entregada a su (mala) suerte. Cuanto más conozco el comportamiento de los perros, más los envidio.

Sostiene Jose Corbacho que mi perro Mel, guarda un cierto parecido con el actor David Niven. Hace tiempo que vengo pensando que Mel parece extranjero (no en vano es un setter irlandés) pero todavía no le había adjudicado una similitud tan exacta. Ahí lo dejo. Solo le falta tener los ojos azules. Estoy seguro de que existen lentes de contacto para perros.