Se cierra el círculo

Lunes, 16 de marzo de 2015

A veces me pregunto por qué pinto. Es una pregunta un poco absurda porque pintar, dibujar, es una expresión, una necesidad, una terapia… Es un montón de cosas. Voy acumulando obras, algunas mejores que otras pero todas responden a un momento, a un estado de ánimo, a unas ganas de experimentar y, sobre todo, de pasármelo bien. También tengo la costumbre de regalar algo de lo que hago. Normalmente, me aseguro de que a la persona le hará ilusión ya que de lo contrario no tiene ningún sentido. Cuando esto sucede, es como si se cerrara el círculo de la creación. Esto es lo que me sucedió con mi amigo Ernest. Le regalé una pintura porque es un buen amigo y tiene mucha sensibilidad para el arte. La sorpresa (agradable) fue comprobar que la ha enmarcado y la ha incorporado a su fantástica colección, algo que sin duda me supera. Fui a ver a mi (su) criatura. Y ahí estaba, orgullosa y digna, al lado de algunos consagrados. Por cosas así, vale la pena seguir pintando.

Quadres

Me faltan horas

Miércoles, 20 de febrero de 2013

Intercambio de e-mails con Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Laborales:

«Benvolgut Andreu: Te adjunto dossier informativo de la Comisión Nacional para la Racionalización de los horarios Españoles. Te invito a visitar nuestra página web, www.horariosenespana.es. Celebraría pudieras ser un excelente referente para promover una mejor utilización del tiempo. Te adjunto el Manifiesto por unos Horarios Racionales, con relación de firmantes referentes. ¡Ojalá fueras uno de ellos! Me complace felicitarte por tu reciente aniversario. Espero y deseo pasaras una muy grata jornada con un mejor aprovechamiento del tiempo. Me permito recordarte que estoy en la batalla de un mejor uso del tiempo, y la necesidad de unos horarios racionales normalizados con los de los demás países de la Unión Europea».

«Señor Buqueras: Le agradezco la felicitación y siento darle a usted dos malas noticias. La primera es que no lo celebré porque no tuve tiempo y la segunda, no cuente conmigo para la promoción de los horarios racionales. No puedo acompañarle en la batalla porque ya la he perdido. Un muerto no puede ir a una guerra. Considero su objetivo más que loable: titánico, justo, necesario. Le admiro. Lo que sucede es que desde hace unos años trabajo más que nunca y tengo la impresión de que los días son cortos, los objetivos inmensos y los horizontes ya ni le cuento. O sea, que hay que trabajar y trabajar y trabajar. Trabajar para poder trabajar. Me temo que nos pasa a todos. Es de locos. Multiplique usted por diez las reuniones de hace unos años y divida por diez también los réditos del trabajo. Ahí me encontrará. Optimista siempre, a la par que estresado. Así las cosas, ¿cómo voy a racionalizar mi tiempo, en un país que se bebió su razón hace más de un lustro?
P.D.: Le deseo toda la suerte en su cruzada y me pregunto: ¿me ha escrito usted durante su horario laboral o bien en su tiempo de ocio? Y otra más: ¿qué es el ocio?
Suyo (solo un rato, que ya voy tarde)»

«El Berenjenal» en Interviú.

Golpear y gozar

Martes, 13 de noviembre de 2012

He tenido el honor de colaborar en el nuevo proyecto del grupo Mayumana, «Racconto», que recorrerá los teatros de España durante los próximos dos años. Va a ser una buena ocasión para enamorarse del colectivo con sede en Tel Aviv y de un espíritu global, multicultural, libre, cargado de ritmo y de sensaciones hasta los topes. Yo ya lo he hecho. Ya me he enamorado de ellos. Los he visto trabajar, sudar, sonreír, vibrar con sus saltos, sus percusiones, su música y su hermosa hospitalidad. Mayumana lleva más de 15 años recorriendo el mundo y demostrando que el ritmo puede que sea el más universal de los lenguajes. ¡Ojalá ustedes lo gocen!

«Fotodiario» en El Periódico

'Racconto'

Ociosa creatividad

Lunes, 5 de noviembre de 2012

Tengo un (otro) problema: no sé estar sin hacer nada. Si me quedo sin hacer nada, me duermo y entonces tengo la sensación de que pierdo el tiempo. Así que o duermo o hago algo. Lo que sea. Durante el verano se me plantea muy a menudo esta disyuntiva. Cuando encontré por casualidad una caracola en mitad del campo (me pregunto cómo llegó allí desde el mar), me puse manos a la obra. «¿Por qué no la dejas como está?», me preguntó alguien que no me conocía. Después de unas cuantas horas, el resultado fue una «caracola Paul Smith» que pongo a disposición de la conocida marca londinense. ¿Ves como siempre hay algo que hacer?

«Fotodiario» en El Periódico

Caracola

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