Eterno Rubianes

Lunes, 16 de abril de 2018

Pepe Rubianes sigue siendo uno de los personajes más queridos y recordados de Catalunya. No importa que, desgraciadamente, nos dejará hace unos años. El cariño sigue ahí. Se acumula, duele su ausencia.

El pasado domingo tuvimos el honor de asistir a la inauguración de su calle en la Barceloneta. Un «pedazo de calle, nene» que diría él. El Rubianes descreído y sardónico al que todo «se la pelaba», aunque no fuera cierto del todo. También era sentimental, cariñoso y con un alma de bufón pegada a la calle, la oreja siempre puesta en el sentido común y la verdad de la gente que él amplificaba a su manera, con sus maneras.

Hizo del exabrupto (siempre merecido por sus destinatarios) un arte. Hizo poesía surrealista, viajó como un loco, se inventó vidas y lo contó desde los escenarios para deleite de las masas. Las masas buenas. Las críticas y libres que no tragan con el sistema. El se encargaba de desenmascararlo función a función. Era un género en si mismo. Ese Pepe paseante urbano, estaría encantado con su calle. Porque se la merece. Así lo sentíamos todos durante el acto. Uno de los más bonitos y a la vez tristes que me ha tocado vivir. Al lado del mar. Con un sol que nos derretía, como si el propio Rubianes dijera «ya os traigo yo la primavera, mamones. Que no sabéis hacer nada sin mi». Y tendría razón…

La incorrección

Lunes, 24 de marzo de 2014

Lo hablamos a menudo entre algunos humoristas: «Cada vez está peor vista la incorrección». Se ha producido un extraño fenómeno según el cual, a medida que avanzábamos (más o menos) en la construcción de una sociedad más justa, íbamos cercando y amenazando la incorrección humorística. Hemos confundido la protección de los derechos fundamentales con la bendita libertad de la ironía y el sarcasmo. No solo es una cosa de humoristas. En realidad, el mundo se organiza y trabaja desde hace mucho tiempo para estandarizarnos cada vez más, cosernos a normas, sembrar alertas continuamente. «Esto no se puede decir, esto no se puede hacer». El otro día compré tabaco en un quiosco. El hombre tiene una máquina. Pago y me dice: «Cógelo tú, solo tengo permiso para tener la máquina, no como estanco. No puedo dártelo. Cógelo tú». Creí que era una broma, pero era verdad. Así es el mundo actual. Un paraíso para los abogados, terreno abonado para los puritanos y conservadores. Diría fachas, pero está muy mal visto. No es correcto. Ustedes ya me entienden: me refiero a esos que siempre han estado arriba en el escalafón social (de donde no quieren bajar ni a patadas) y a los que les conviene una sociedad con bozal, atemorizada y controlada. Así las cosas, los cómicos hemos empezado a pensar dos y tres veces lo que decimos, nos reblandecemos a la fuerza y acabamos hablando de nuestras novias imaginarias, que, al no existir, no se pueden quejar. Lo previsible gana terreno y lo incorrecto se arrincona en una esquina del ring del espectáculo como una alimaña peligrosa. Cuando somos correctos, dejamos de significar una amenaza. Nos toleran. Nos ponen un 21 por ciento de IVA en la frente y, venga, a hacer reír, pero flojito…

He pensado en todo esto ahora que se cumplen cinco años de la desaparición del gran actor Pepe Rubianes, cuyo vacío sigue sintiéndose en la sociedad catalana como el primer día. Si había un tío querido en esta sociedad, era Pepe Rubianes. Todo un reto para los que intentan definir a todos los que vivimos en este territorio que se busca a sí mismo. Rubianes era gallego de nacimiento, cubano de crecimiento y catalán de madurez. ¡Hala, analicen esto! Ahora se edita nuevo material inédito, bajo el título de «Después de despedirme», y otra vez se agiganta la figura del más grande de los incorrectos, el más libre de los cómicos que jamás haya subido a un escenario. Bueno, al menos que yo haya conocido. Y llevo bastantes… Rubianes se pasaba lo correcto por el forro de sus caprichos. No estaba en la vida para caer bien a todo el mundo. Estaba para abrir la boca y dejar que sus palabras lo llenaran todo como una lluvia ácida con la que muchos se identificaban. «Pepe dice lo que todos pensamos, pero solo él puede decirlo». Así era. Cada vez que lo veía en directo me admiraba ese pasaporte para la verborrea hilarante y sin tapujos que le había entregado su público. Él lo sabía y lo usaba con energía. Protegía ese salvoconducto, era su razón de vivir, de ser. También creo que los más grandes no crean escuela. Son inimitables y es bueno que así sea. Lo que no es bueno es que se olvide su trabajo, lo que representaron, cómo lo hicieron y cómo influyeron. Así me lo tomo yo cuando consulto, lo que hago a menudo, sus textos y sus grabaciones. Me pongo la tarea de no dejar que caiga en el olvido y de reivindicar que en el ADN de un cómico está, pese a quien pese, la incorrección. A ver si aprendo.

«El Berenjenal» en Interviú.

Pepe sigue aquí

Jueves, 22 de diciembre de 2011

Pepe sigue aquí

El viernes se estrena «Pepe & Rubianes«, una película dirigida por Manuel Huerga que nos regala una mirada panorámica del gran cómico a partir de los recuerdos de algunos de sus amigos.

El miércoles estuvimos todos en el pre-estreno. Todos esos cómicos que solo Pepe puede reunir porque él sigue aquí. Sigue en nuestros recuerdos, en nuestra vida, en nuestra admiración, sin tapujos, en nuestras vivencias cargadas de anécdotas. Y ahí seguirá siempre. Un hombre vive mientras es recordado.

La peli es honesta, cariñosa, tranquila, profunda a veces y respetuosa siempre. Para esa legión de seguidores huérfanos que siguen echándolo de menos cada día, esto es un regalo. Un regalo «necesario», como alguien decía al salir.

Ahora que los del Terrat Pack nos subimos al escenario en Barcelona, resulta bonita esta coincidencia. Intentaremos ser incorrectos, divertidos y libres con nuestros textos y siempre, siempre recordaremos a Rubianes que nos llevaba un par de años luz de distancia.

Joder, Pepe…

Lunes, 1 de marzo de 2010

Qué putada nene. Que largo se hace el año sin ti. Sin tus cariñosos exabruptos. Ya nadie habla mal, ¿sabes? Todos somos muy correctos aunque por dentro nos coma la rabia. Porque la cosa está jodida y seguro que tú nos hacías más soportable la crisis, además de señalar con nombres y apellidos a los culpables. Te ibas a poner como una moto. En este mundo enmarañado, que no escarmienta, falta tu risa llena de dientes. Una risa curativa, liberalizadora.

Me acuerdo mucho de tí. Cada día. Tengo una foto en el lavabo, donde salimos juntos. ¡Serios! Aquel día me dijiste: «no me toques el culo aprovechando que estamos posando, maricón…» Nunca te lo toqué. Prefería ver como tú le tocabas los huevos a la vida. Este día (y muchos más), van por tí maestro.

El bolo más emocionante de mi vida

Martes, 9 de junio de 2009

La de anoche, fue la actuación más emocionante de mi vida. Palau Sant Jordi, 14.000 personas, todos los amigos, pero faltaba Pepe. Y a eso fuimos. A proclamar nuestra admiración, nuestro recuerdo, y nuestra tristeza. Lo disfrazamos con risas, pero todos, todos, estábamos tristes. La ausencia de Pepe ha dejado un cráter irreparable en la sociedad civil catalana y en el mundo del espectáculo. Una ausencia asfixiante que veremos como superamos. Nos sentimos como marineros que han perdido los mapas y la brújula y que vamos a tener que navegar intuyendo como lo haría el maestro.



Me comprometí a mantener el espíritu de libertad e incorrección de Pepe. Ese es mi homenaje particular. Decir lo que pienso en todo momento, traduciéndolo a humor que es el lenguaje más universal y sincero que hay. Eso es lo que me ha enseñado. Si te muestras como eres, actúas como piensas y respetas al público, ya tienes mucho ganado.

Nunca una gala fue tan larga, intensa y aglutinadora. El gran cómico que gustaba a todo el mundo, apareció sonriente en todo momento a nuestras espaldas, cubriendo nuestras flaquezas y recogiendo risas y aplausos a través de antiguas grabaciones. Solo un genio puede triunfar después de su muerte. Y es que estamos hablando de Rubianes… solamente. Si los hombres no mueren mientras son recordados, ya podemos afirmar que Pepe es eterno.

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