El fin de semana pasado, viví un cursillo intensivo de maestros del espectáculo. Maestros en acción. El viernes me planté en el Sant Jordi para ver y escuchar a los «pajarracos» Serrat y Sabina. El sábado cogí un avión y volé a Bilbao para presenciar el último espectáculo de Tricicle, «Garrick». Es, lo que se llama, un fin de semana bien aprovechado. Y, encima, me invitaron. ¿Qué más se puede pedir?
Serrat y Sabina se cascaron tres horas impecables. Les salen los éxitos por las orejas y por el corazón, así que el «juego» consistía en adivinar qué canción de las de siempre iba a venir a continuación. Me gustan cuando se cambian los papeles, cuando dialogan a lo «Rat Pack». «Me pido Frank Sinatra», dijo Sabina en el programa. Es un placer verles, compenetrados y queriéndose, dejándose la piel en cada escenario. Pude abrazar a Joaquin, envuelto en una toalla, a la salida del concierto. Parecía que había jugado una final de copa (con su Atleti, claro). Serrat pone el rumbo, despliega su encanto y, como dice su primo, «le tiembla el corazón al garganta».
Lo del Tricicle fue otro placer. Pude ver el nuevo espectáculo antes de que aterrice en Barcelona o Madrid. Ahora se van a Argentina, así que había que aprovechar la ocasión. «Garrick» (un viaje a las profundidades misteriosas de la risa) no defrauda. Es más, yo diría que va a sorprender. Tricicle, lejos de acomodarse, sigue arriesgando y, en esta ocasión, hay una mezcla de piezas al estilo clásico marca de la casa y otras más nuevas y sorprendentes. O sea que aunque lo hayan conseguido absolutamente todo en el mundo del espectáculo, el respeto por ellos mismos y por el público, les empuja a seguir sorprendiendo. Me quedé con esa lección. Para esos días grises en que te peguntas si tiene sentido tanto esfuerzo y entrega.
Maestros en acción
El placer de hacer televisión
La que quieres, la que sientes, la que tienes ganas de hacer. El placer de recibir a Joaquin Sabina y Serrat (que no necesitan promoción alguna, con todas las entradas vendidas) y babear con una actuación acústica. Porque sí. Porque nos conocemos desde hace años y saben y aprecian nuestro amor por la música. El placer de recibir a Ricardo Darín , el actor que nos emociona en la pantalla, y jugar y charlar con él. Darín es bueno, generoso y buen compañero. Los que repiten se convierten en amigos y cómplices. Nos acreditan. El placer de unos actores que ganan confianza día a día, que salen a darlo todo, que arriesgan, que respetan a un público entregado y cariñoso. Todo eso y , mucho más, es lo que sentimos anoche en el programa.
Salimos y un compañero me dijo: «Esto justifica todos nuestros esfuerzos». Y tiene razón. El placer del resultado final, el subidón de comprobar que se puede hacer la tele con buenos mimbres, justifica todos los anhelos e ilusiones de un equipazo de primera división. Es una cuestión de tiempo. Tanta energía positiva, sólo puede traernos buenos resultados. Y no hablo del share. ¿En laSexta? Pues, en laSexta. Estaremos donde podamos hacer lo que nos gusta hacer. Anoche todo tuvo una sencilla y emotiva explicación: el placer de hacer televisión.
Pájaros a la vista
Me lo contó Ana Belén, cuando vino al porograma: «Juanito y Joaquín se van de gira juntos». Los que les conocen, no salen de su asombro. Los que les admirán, no salen de su alegría. La ortodoxia de Serrat y la locura canalla de Sabina, mano a mano, por esos escenarios, con un millón de canciones en los bolsillos. En la foto ya se aprecia el estilo del dúo. Un aparentemente serio Serrat, pide calma a un Sabina de dedo inhiesto y ríctus infernal.
Esto promete. Las entradas van a volar, ya verás.