Debilidad

Miércoles, 11 de noviembre de 2009

Reconozco que tengo una debilidad: me gusta acercarme mucho, mucho a la cámara. Todo lo que se pueda. Sucede muy de vez en cuando pero, cuando pasa, experimento una especie de placer que no sabría definir.

Y luego está lo de la cara apepinada, como cuando alguien se pone delante de la mirilla (bonita palabra) de una puerta. Es una chorrada, lo sé, pero yo vivo de estas cosas. Al no tener una carrera…

Debilidad #1
Debilidad #2
Debilidad #3
Debilidad #4

El gran Arturo

Miércoles, 4 de noviembre de 2009

Arturo Fernández es grande, en todos los sentidos. Cada vez que viene al programa me sorprende y me divierte. Con su elegancia, sus «chatines», esa manera de subrayar las frases. «¡Qué bien estás!», le dije entre bambalinas. «¿Para qué voy a estar mal, chato?», me respondió.

Fue él quien propuso que cantáramos un bolero y yo pensé que quedaría bien que entrara a plató directamente cantando. No puedes hacer eso con mucha gente en este país y es justo reconocer que este señor que, según me confesó, cena sólo una manzana, es uno de ellos.

Disfruta con el teatro, no para de subir a los escenarios y cuando hace vacaciones «a los ocho días me aburro», en sus propias palabras. Un grande. Y es un honor que nos vea desde su hotel, con la manzana en la mano, mientras actúa hasta diciembre en Barcelona. Voy a ir a verlo.

El gran Arturo

Follonero impecable

Lunes, 5 de octubre de 2009

Jordi ha vuelto en forma: brillante, hábil, afilado, humano y divertido. Lo tiene todo. Disfruté como un loco viendo el programa de ayer y volví a sentir ese gusanillo que llamamos «orgullo Terrat«. La sensación de formar parte de una productora capaz de lanzar al aire un espacio como Salvados, en mitad de la galopante devaluación de la mayoría de programas de entretenimiento.

Viendo al Follonero por La Habana de verdad, con sutileza, en libertad, recogiendo cariño y retratando miseria, volví a pensar que muy pocos pueden hacer lo que él hace. Pocos no, nadie. Y luego, se plantó ante Cebrián, le dio al fair play y trató el enconamiento Prisa-Gobierno con buen rollo y mucho morro. Impecable. Ya sé que me dirá que lo digo por el «amor de padre» que le tengo. Sí, pero además, hay mucho respeto de compañero, Jordi. Espero que puedas venir a menudo por el plató, donde ya sabes que se te quiere.

Follonero impecable

Belén Esteban es infinita

Lunes, 14 de septiembre de 2009

Belén Esteban es como las estrellas: su luz se apagó hace millones de años (si es que alguna vez la tuvo), pero sigue llegando a nosotros a través de la televisión. Yo he llegado a la conclusión de que es infinita. Ya no ella, sino aquellos que estrujan el fenómeno más barato, hinchado, vacío, vergonzoso, repetitivo y estéril que se ha visto y se verá en muchos años. Nunca creí que una chica de barrio, de vocabulario limitado y biografía de folletín de segunda, pudiera reportar tantos minutos de pantalla. El fenómeno es tan persistente y pegajoso que hasta genera algo así como una fascinación. Pero no es verdad. Es un espejismo catódico. Es pura reiteración hasta el hartazgo, con lo que, de tanto verla, piensas que puede interesarte.

A mi no me interesa lo más absoluto. Ni ella, ni su niña, ni su madre, ni el torero, ni su suegra, ni los que se autoproclaman periodistas revoloteando a su alrededor con ese supuesto aire de investigadores, ni nada que recuerde a sus ojeras o a sus gafas de soldadora. Y hablo también como cómico. Los chistes con alusiones a la madrileña despechada, van directos a la papelera por sobados y previsibles. Cada vez me gusta menos teorizar sobre la tele. Cada uno hace lo que quiere y allá cada cual con sus conciencias. Los que tengan, claro.

Aún así, las consecuencias de la desertización de contenidos interesantes a la que han sometido la tele los corrales televisados que todos conocemos, están produciendo un cambio climático que ríete tú de la capa de ozono. Tanta Belén Esteban (y otros submundos también paralelos y fétidos) en programas choriceros, está expulsando a los guionistas de la tele. Guionistas y gente con arte, ideas y ganas de comunicar. Te vienen a la productora, gente joven con aires renovadores y lo primero que les das es una máscara de gas. Por suerte, nos quedan espacios protegidos, donde nos empeñamos en hacer algo que no huela a reciclaje.

Llegará un día que vendrán a visitarnos y nos tirarán cacahuetes diciendo: «pobrecitos, ahí están con sus cositas, entrevistando a escritores, actores y músicos. ¡Míralos!». Y nosotros, desnudos, barbudos, montados en neumáticos y enarbolando plátanos de canarias, chillaremos cada vez que nos pongan una imagen de Belén en la televisión. Porque, por supuesto, al ser infinita, ella seguirá explicando sus memeces, llorando, riendo o las dos cosas a la vez. Te estoy hablando ya del año 2045.

Belén Esteban es infinita

Los documentales provocan somnolencia

Viernes, 11 de septiembre de 2009

Lo sabemos, lo aceptamos e incluso nos da placer. Los documentales de animales en televisión tienen el poder de adormecernos suavemente hasta conseguir que nuestras siestas tengan la naturaleza y sus bichos como banda sonora.

Lo que yo no sabía es que los documentales de animales pueden hacer dormir a los propios animales. Aquí está la prueba. En la televisión: el temible tiburón blanco. En el sofá…

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