Intuía que dentro de mi armario, había una comunidad entera de zapatillas pero desconocía el número. Cuando las sacamos todas y quedaron así, como amenazándome, me entró algo de miedo. Todos los pasos andados me pedían explicaciones. Tuve que hablar con ellas, tranquilamente, y decirles que muchas habían llegado al final. Creo que no les gustó pero ahora, al menos, puedo volver a abrir el armario. Su antigua fortaleza con olor a roquefort.

Sostiene Jose Corbacho que mi perro Mel, guarda un cierto parecido con el actor David Niven. Hace tiempo que vengo pensando que Mel parece extranjero (no en vano es un setter irlandés) pero todavía no le había adjudicado una similitud tan exacta. Ahí lo dejo. Solo le falta tener los ojos azules. Estoy seguro de que existen lentes de contacto para perros.

Un micrófono y nadie más en casa. Es todo lo que hace falta. Y talento, claro.

Hay que intentar buscar, siempre, un momento para pensar. Aunque sea una chorrada, pero pensar…