Enloquecí. Teníamos hielo, Javier Coronas, libertad absoluta, tiempo y un público con ganas. Lo siguiente vino rodado: pedí algo donde encaramarme como una cabra para lanzar el megacubito.
El equipo sufría pero, claro, qué iban a hacer… Así que tiré hacia adelante. «¿Querían improvisación? Pues la van a tener». Y salió bien. Porque en comedia, todo lo loco sale bien. Es de verdad. Verdad loca y gamberra. Funciona y ya está.
¡Sí! ¡¡¡Me gusta este oficio!!!