Se llama Mel y ha llegado para quedarse. Es un setter de cuatro meses que está descubriéndolo todo. Se come las hormigas, se reboza en el barro y hace sus necesidades donde quiere. Un perro, vamos. Busca permanentemente tu compañía y casi no ladra. No está en venta, ¡eh! Solo quería que lo conocieran.
Un nuevo habitante
Domingo, 24 de mayo de 2009