Adiós VHS, adiós

Martes, 17 de diciembre de 2013

Madrid. Alguien aprovecha un contenedor colocado para unas obras y abandona allí su colección de películas en VHS. «Conan», «Los siete magníficos», reportajes de naturaleza… Los viejos formatos siempre mueren. Al revés que los rockeros. Hay algo triste en el hecho de tirar lo que te entretuvo. No queremos que la memoria ocupe mucho espacio. Lo vivido nos sobra. El DVD, dicen, también está condenado. Al final todo estará colgado en «la nube» y viajaremos sin equipaje. Quizás no esté mal del todo.

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VHS

El camión de la cruz

Sábado, 7 de diciembre de 2013

Un camionero se 'autoprotege' con un cruz bien vistosa en la parte frontal de su cabina. Una cruz (ojo) hecha a base de reflectantes. Esto significa que cuando te lo encuentres de noche, tu propia luz 'volverá' a ti en forma de cruz, de símbolo cristiano. Toda una experiencia. Se desconoce si está homologada, pero lo que sí está claro es que reconforta a su propietario. Cada uno tiene derecho a arrastrar su cruz en la vida como quiera.

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El camión de la cruz

Cara de teatro

Martes, 26 de noviembre de 2013

Soy feliz en el teatro. Esas cosas se notan. Soy feliz cuando se apagan las luces de la normalidad y se encienden las del escenario. Como esta luz roja que pintó el ambiente durante los ensayos de «Espain» un espectáculo con La Shica. Rojo pasión, rojo energía, rojo vida. Durante una hora y media el mundo entra en un paréntesis de música y palabras. Todo es posible. Luego salimos a la calle y todo parece imposible. ¿Cómo no voy a amar el teatro?

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Cara de teatro

La tristeza

Sábado, 16 de noviembre de 2013

Tristeza, desamparo, melancolía, abandono… La lista sería muy larga. Una lista de las sensaciones que genera esta imagen (que se potencia con el blanco y negro), captada en la azotea de un edificio de Madrid. Una azotea en obras, la cara B de un bonito edificio, donde se acumulaban los cascotes y algunos objetos más. Y ahí estaba ella: una pequeña estatua de mala calidad, sin emplazamiento fijo, como guardiana de la intemperie. No tienen ni la mirada perdida porque sus ojos no existen. Parece que va a disparar una flecha pero no la veo muy por la labor. Más bien se estará preguntando qué demonios hace allí. Tú coges, le vendas los ojos y le cambias el arco por una balanza y ya tienes a la justicia. La justicia actual, que también parece vivir arrinconada, desatendida y cabizbaja.

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La tristeza

Vacaciones baratas

Miércoles, 30 de octubre de 2013

Tal como está la situación, no sería mala idea que nos planteáramos unas vacaciones que consistirían en mirar el mar todo el rato. Esta familia de turistas ya lo ha puesto en práctica en Menorca. El mar nunca decepciona. Hay algunos (los «marescépticos») que lo consideran repetitivo y sobrevalorado. Recuerdo, por ejemplo, una canción del gran Javier Krahe en la que dice: «Mirar el mar. Qué redundancia, con esas olas dándose importancia». Quizás tenga razón, pero no me negarán que es un espectáculo soberbio, libre, con música de fondo y una verdadera orgía de tonos azules. Y lo más importante: de momento es gratuito, aunque será mejor no dar ideas. Mirar el mar te lava la cara con su aire salado, te despeina hasta las malas ideas y terminas como nuevo. Yo lo dejo ahí.

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