Una Polaroid a punto de caducar, un reflejo en un cristal y ya tienes una imagen del presente que parece del pasado. En realidad, cualquier foto se convierte en pasado instantes después de ser tomada. (Tengo que comentarle esto a Berto en el «Filosofía barata» del ‘Nadie’).
Raúl Cimas se va haciendo más grande a medida que pasan los días y los programas. Aumenta su surrealismo, su mundo interior en el que vive toda una familia inventada (o no), la ciudad de Albacete y el resto del mundo, Cuerda, el buen cine, los clubs de comedia, la noche, la tarde, el campo y un curioso y genuino sentido común de cómico irrepetible.
Por eso aumenta su tamaño. El real y el figurado (que es mejor). Por eso todo el mundo dice que está en su mejor momento. Por eso, cuando él viene, yo siento que no trabajo y me convierto en su espectador más privilegiado. ¿Hasta dónde llegará?