Vamos bien

Jueves, 19 de diciembre de 2013

Algunas empresas utilizan indicadores económicos para determinar su «salud». Balances, facturaciones y todo eso. Siempre he creído que El Terrat, la nuestra, es otra cosa. Nos ha dado cobijo desde 1989 y ahora, como toda empresa de vecino, lucha por tirar adelante en las agitadas y frías aguas de la realidad. Hay pasión, hay orgullo, hay dignidad, hay talento y hay alegría y gamberrismo. Esto último es lo más importante. Nuestro oficio. Cuando el otro día vi una muñeca hinchable en el despacho, pensé: «Vamos bien».

«Fotodiario» en El Periódico

Vamos bien

Cómo comportarse ante la tragedia

Jueves, 1 de agosto de 2013

La tragedia es ese manto oscuro, una cortina translúcida de tristeza que llega sin avisar y transforma la vida, lo cambia todo. La tragedia es la expresión más radical del dolor colectivo que anula la alegría (se diría que la ahoga) y nos pone ese nudo en el estómago, nos recuerda nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad. No nos merecemos la tragedia. Nadie se la merece, y cuando aparece, araña nuestra alma con sus garras y no sabemos qué hacer. Nos desenfoca, nos distorsiona, nos altera… La maldita curva a cuatro kilómetros de Santiago se ha convertido en el epicentro de esa tragedia indeseada. Alguien me decía por Twitter: «Cada día hay cientos de tragedias en el mundo». Sí, vale, pero el ser humano no puede gestionar tanto dolor y es normal que le afecten las más cercanas y piense: «Podía haber sido yo». Esa diabólica lotería. Como también es normal que se busquen explicaciones en este mundo actual tan inmediato e interconectado. «¿Por qué corría tanto ese tren en una zona limitada?». En las mismas redes aparecieron mensajes de sensatez. «No al linchamiento del maquinista». «No al juicio prematuro y sin toda la información». Estoy de acuerdo y me parece un signo de madurez social que se expresara todo eso y que se hiciera todavía con las ambulancias yendo y viniendo.

Así lo pensé. Ahora creo que quizás me equivoque re tuiteando una información donde se publicaban fotos y comentarios sobre el gozo de la velocidad en Facebook, por parte del mismo maquinista meses atrás. Una página que se borró tras el suceso. Confieso que no había ningún ánimo de linchamiento. Yo no soy así, ni la mayoría de la gente es así. Tampoco creo que el diario en cuestión lo pretendiera. Se trataba, se trata, de buscar esas explicaciones, de explicar lo inexplicable. «¿Por qué corría tanto ese tren?». Como si la explicación calmara el dolor, cosa que no es cierta, pero, insisto, está en nuestra condición humana. Todo volverá a una normalidad, pero no sirve esa palabra. Normalidad. Ya nada será normal para cientos de personas. Por el respeto a las víctimas, además de nuestro apoyo, quizás podríamos revisar cómo nos comportamos ante las tragedias. Todos: ciudadanos, periodistas, políticos… Todos.

«El Berenjenal» en Interviú.

Los malos de la película

Sábado, 1 de junio de 2013

Me las prometía yo tan felices (o infelices, según se mire). Tenía preparado mi artículo de hoy dedicado a José Mourinho y al impagable reguero de bilis y mal rollo que deja como herencia tras su paso por el fútbol español. Hablaba de esa sensación de alivio que te queda cuando alguien tóxico desaparece de tu cotidianidad. Mou iba de malo, pero hasta para ser un buen malo hay que valer. Bueno, pues estaba encarando el teclado cuando aparece Aznar en Antena 3 (¡qué cara, qué miedo!) y planta su chiringuito de autobombo, críticas al Gobierno actual y demás armas de seducción masiva. ¡Lo que faltaba! Otro que va de malo, de estadista austero y responsable y que, por supuesto, padece amnesia parcial e interesada.

Porque cuando Aznar habla de su etapa al frente del Gobierno y del crecimiento de la economía en aquella época, lo hace sin rubor. Lo pone como garantía, como crédito para su hipotético retorno sin importarle las hemerotecas. ¿O es que no nos acordamos de cómo se fraguó la burbuja inmobiliaria? Su Gobierno fue el que abrió el grifo neocapitalista a saco, con sus leyes, sus privatizaciones, trapicheos, amigos de pupitre y demás mandangas. Él estaba en el trío de las Azores, de infausto recuerdo. Fue entonces, durante aquel festín desbocado e impúdico, cuando los políticos se vinieron arriba con sus ambiciones y choriceos.

Mucho de aquel desaguisado lo estamos pagando ahora, con Zapatero de por medio (cronológicamente), que no supo frenar aquella orgía decadente. A Mariano le ha tocado lo peor: gestionar esa ruinosa herencia en mitad de un cataclismo económico global. Ahora Aznar nos propone volver a la casilla de salida. Sí, claro… Y una cosa más: no me creo a Aznar cuando discrepa de su propio partido y va de renovador y valedor de los orígenes y la pureza. ¡Qué va! Eso lo tienen hablado entre ellos, a raíz del enorme deterioro del PP. Va a ser un ¿dónde está la bolita? para mantener a flote y al alza a los populares. Hay demasiado en juego como para dejar a Mariano hundiéndose lentamente como el capitán del Titanic.

«El Berenjenal» en Interviú.

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