Los malos de la película

Sábado, 1 de junio de 2013

Me las prometía yo tan felices (o infelices, según se mire). Tenía preparado mi artículo de hoy dedicado a José Mourinho y al impagable reguero de bilis y mal rollo que deja como herencia tras su paso por el fútbol español. Hablaba de esa sensación de alivio que te queda cuando alguien tóxico desaparece de tu cotidianidad. Mou iba de malo, pero hasta para ser un buen malo hay que valer. Bueno, pues estaba encarando el teclado cuando aparece Aznar en Antena 3 (¡qué cara, qué miedo!) y planta su chiringuito de autobombo, críticas al Gobierno actual y demás armas de seducción masiva. ¡Lo que faltaba! Otro que va de malo, de estadista austero y responsable y que, por supuesto, padece amnesia parcial e interesada.

Porque cuando Aznar habla de su etapa al frente del Gobierno y del crecimiento de la economía en aquella época, lo hace sin rubor. Lo pone como garantía, como crédito para su hipotético retorno sin importarle las hemerotecas. ¿O es que no nos acordamos de cómo se fraguó la burbuja inmobiliaria? Su Gobierno fue el que abrió el grifo neocapitalista a saco, con sus leyes, sus privatizaciones, trapicheos, amigos de pupitre y demás mandangas. Él estaba en el trío de las Azores, de infausto recuerdo. Fue entonces, durante aquel festín desbocado e impúdico, cuando los políticos se vinieron arriba con sus ambiciones y choriceos.

Mucho de aquel desaguisado lo estamos pagando ahora, con Zapatero de por medio (cronológicamente), que no supo frenar aquella orgía decadente. A Mariano le ha tocado lo peor: gestionar esa ruinosa herencia en mitad de un cataclismo económico global. Ahora Aznar nos propone volver a la casilla de salida. Sí, claro… Y una cosa más: no me creo a Aznar cuando discrepa de su propio partido y va de renovador y valedor de los orígenes y la pureza. ¡Qué va! Eso lo tienen hablado entre ellos, a raíz del enorme deterioro del PP. Va a ser un ¿dónde está la bolita? para mantener a flote y al alza a los populares. Hay demasiado en juego como para dejar a Mariano hundiéndose lentamente como el capitán del Titanic.

«El Berenjenal» en Interviú.

Esta noche quiero que gane el Barça

Sábado, 21 de abril de 2012

Porque me gusta como juega al fútbol. Me gusta más que el Real Madrid. No tengo nada contra el equipo merengue, lo único que no me gusta de ellos es su entrenador. Quiero que gane el Barça para que le dé más emoción a la liga, a esa competición que parece que solo jueguen ellos dos. Quiero que marque Messi y no pasa nada si marca Ronaldo… Que vuelva a marcar Messi después. Quiero que no haya juego sucio, que Pepe «vea la luz», que Xavi e Iniesta se pongan el frac, que Mourinho dé la rueda de prensa y que, en sus palabras, se interprete que perder puede ser tan digno como ganar.

Porque esto es un juego y debe haber gloria para todos. La gloria, el éxito, el recuerdo es ara los que saben estar. Y, esta noche estaré delante de una televisión viendo el partido. Mañana estaré dentro de una televisión haciendo tonterías. Pero eso es otra historia.

Una playa...

Ya me quedo yo de guardia

Viernes, 6 de abril de 2012

Es imposible irse de vacaciones si tienes un programa que hacer a la vista. Muy a la vista. ¿Cuándo? Muy pronto. Como el 15 de Abril, por ejemplo. Vamos que no me iría tranquilo y, pensándolo bien, ya me he ido bastante. No quiero viajar más (durante un tiempo) porque prefiero acudir a nuestro queridísimo plató en el polígono industrial en Barcelona. Ha empezado la cuenta atrás. Hace unos días visité a los compañeros de «Número 1».
¡Qué envidia sana! Están a pocos metros de nosotros con lo que la calle desértica que nos acoge, acabará siendo la calle del espectáculo. Yo me quedo. A ver si sale el sol que lo dudo, o a ver si Mourinho sigue diciendo más tonterías. ¿Por qué contamina con sus chorradas la recta final de la Champions? Sigue en sus trece, denunciando (con esa poca habilidad que tiene), una ayuda arbitral al Barça, un plan conspiratorio organizado… ¡Venga hombre! Suena a preparación por si el Real Madrid pierde y esa no es la actitud. El Madrid tiene un equipazo y si llega a la final con el Barça, eso será para verlo.

Yo me quedo aquí, mirando de reojo las noticias económicas que cada día empeoran. ¿Parece imposible, no? ¡Pues se puede! Y, si no, para eso está Sarkozy que alerta a los franceses que si no le votan, les pasará como a Grecia y a España. ¡Hala, al mismo saco! Las precampañas tienen eso: dices lo que sea para no perder la poltrona. Y los mercados, esos entes oscuros que viven en un satélite dando vueltas a la tierra, venga a afilar su guadaña… Yo me quedo de guardia vigilando. Con una escopeta de mentira y un corcho en la punta. Apostado en mi terraza, escuchando la radio, dibujando a ratos, acabando un cuadro que tengo a medias con un amigo, alucinando con la vida, sacando fotos de gotas de lluvia, leyendo lo último de Ruíz Zafón que tendré el honor de presentar, …

Iros, iros que ya veréis cuando volváis…

De guardia

Mourinho y Messi (La noche y el día)

Viernes, 30 de marzo de 2012

Los dos empiezan con eme, pero solo se parecen en eso. Imaginemos que un balón de fútbol tiene dos caras. Como una luna. La cara en la que da la luz, la que vemos, la que nos hace soñar y hasta jugar a ser poetas, sería la de Messi. La otra cara, la oculta, la desconocida, la inquietante sería la de Mourinho. Son polo opuestos. El argentino solo quiere jugar y el portugués solo quiere ganar. Y, además, no sabe perder.

El primero es fantasía, magia, color improvisación positiva, contención, control del ego. El segundo es todo lo contrario. Mourinho siempre está enfadado, nunca tiene la culpa de nada, resume en un «¿por qué?» su desubicación permanente y su paranoia. (Recuerdo una frase de película: «Cuando no sabes dónde está el problema, es que el problema eres tú»). Mourinho fue fichado como antídoto para la mejor época del Barça y ahora es un virus extraño y nocivo en un cuerpo histórico como el de Real Madrid. Mourinho y Messi. Dos emes. Menos y más. Y, en este caso, menos no es más.

«El berenjenal» en Interviú.